Hace apenas 7 meses que resolvió ingresar a la política y este domingo sacó más de 612 mil votos y quedó a solo 3,5 puntos de convertirse en el gobernador de la provincia de Santa Fe. Con estos datos alcanza para pintar la profundidad del fenómeno de masas registrado en las urnas por Miguel Torres del Sel. Anoche me decía, con humor, como siempre: “Hasta hace poco era un vago que no tenía ninguna chance y ahora soy motivo de análisis sociológico”. Es que rompió todos los esquemas de los esquemáticos. Superó todas las expectativas. Ahora dice que se siente mejor persona, que lo emociona el contacto con la gente y lo conmueve el nivel de pobreza extrema que encontró en una provincia rica que no debería tener un solo pobre. Hay más datos para el asombro. Del Sel tuvo una débil estructura de fiscales que pusieron los jóvenes del PRO y del peronismo no kirchnerista. Fue a pelear a Vietnam con un escarbadientes. Luchó contra dos poderosos aparatos propagandísticos de dos gobiernos fuertes: el de Hermes Binner y el de Cristina Fernández. Tuvo que enfrentar con una agrupación inexistente a los tres partidos más antiguos de la Argentina: el radicalismo, el socialismo y el peronismo. Por eso su actuación está despertando tanta polémica y genera tanto debate. ¿Cómo es posible que mas de 612 mil personas de un distrito muy politizado hayan decidido votar a una persona carismática, creíble, querible pero que debutaba en un mundial sin ni siquiera haber pasado por las inferiores de su querido club Unión? Como siempre le digo, el voto es una síntesis de papel de ilusiones, frustraciones, esperanzas, certezas e intuiciones. Primero siempre el candidato: la persona vale y mucho porque la política es una actividad humana que jamás podrán reemplazar con robots ni candidatos de laboratorio. Del Sel tenía un altísimo nivel de conocimiento y casi cero de imagen negativa. Su recuerdo solo despierta sonrisas. Se instaló entre muchos esa idea de que Del Sel venía ayudar porque fama y dinero ya tiene. Le sirvió ser un productor agropecuario que invirtió todos sus ahorros en esa tierra en la que sigue viviendo. Y la postura claramente crítica hacia el gobierno de los Kirchner tanto en la batalla por la 125 como en la actualidad donde los reclamos son otros pero demuestran que sigue el mal trato del gobierno nacional hacia el campo. El mundo del show y el espectáculo le dio experiencia para expresarse. Eso potencia su discurso sencillo, de sentido común, que habla como un santafesino de a pié y que demuestra sinceridad. Su alianza con el intendente de Chabás, Osvaldo Salomón terminó de cerrar el combo exitoso. Porque Salomón fue uno de los mas firmes defensores del campo y porque es un peronista histórico que tiene como referente provincial a Carlos Reutemann y a Eduardo Duhalde a nivel nacional. Eso le dio a la fórmula una red de relaciones en toda la provincia y la simpatía de la mayoría de los chacareros y los peronistas que no quieren a Cristina. Este es el origen de la mayoría de sus votos. Miguel del Sel se convirtió en un instrumento que le vino como anillo al dedo para que mucha gente pudiera castigar a los que los habían castigado a ellos. Una devolución de gentilezas. Una manera de pagarles con la misma moneda. Por eso Del Sel tuvo actuaciones históricas en algunos lugares como Alcorta (cuna de la Federación Agraria) o en Casilda, o en Rafaela donde el exitoso intendente Omar Perotti ganó a nivel local y Del Sel a nivel provincial. Su explosión de respaldo atravesó todas las capas sociales. Pero arrasó en los sectores más humildes y en los pueblos más ricos. Ganó en 11 de los 19 departamentos. El triunfo de su inventor, Mauricio Macri en la primera vuelta, las declaraciones de Carlos Reutemann recordando que no era kirchnerista y el cierre de campaña en lo de Susana Giménez que lo tapó de elogios aceleró su crecimiento.
Asi empezó su amigo Daniel Scioli o su admirado Lole que fue dos veces gobernador con porcentajes altísimos de votos, que hoy es senador y que sigue pisando fuerte en el peronismo. Miguel del Sel tiene ahora una larguísima avenida por donde avanzar. Tiene que demostrar si está dispuesto a mantener el esfuerzo de construcción en el tiempo y si tiene vocación de servicio verdadera. Por ahora, el semáforo de la vida política le prendió una gigantesca luz verde.