El Ciclón, que impuso su juego durante todo el partido, igualó 1 a 1 con su par guaraní. Matos anotó para el equipo de Bauza a los 19 del segundo tiempo pero Santa Cruz empató para el local en el último minuto.

Los de Boedo abrieron el tanteador a los 19 minutos del segundo tiempo por intermedio de Mauro Matos, pero cuando se jugaban tres de descuento empató Julio Santa Cruz para los dueños de casa.

San Lorenzo exhibió, durante el primer tiempo, la personalidad imprescindible para atribular a su rival. Vale decir que además de contar con un equipo de mayor jerarquía individual y cohesión grupal, le "tiró" a Nacional la "chapa" de "equipo grande".

Por eso nunca se vio apremiado por el dueño de casa y se dio tiempos para manejar la pelota con paciencia y profundizar con sorpresa por los costados, aprovechando la proyección de los laterales Más y Julio Buffarini.

Claro que todo esto se apoyó, tal como lo diagramó el director técnico Edgardo Bauza pacientemente desde que llegó para reemplazar a Juan Antonio Pizzi, en el "doble cinco" más efectivo del fútbol argentino que conforman Néstor Ortigoza y Juan Mercier.

Dentro de ese prospecto de partido el primer tiempo lo "ganó" San Lorenzo, por la influencia psicológica de los elementos mencionados y hasta por llegadas, ya que los paraguayos solamente lo hicieron una vez tras acción de pelota parada (un córner), mientras que los argentinos lo registraron con jugadas de pelota al pie.    

A los 26 minutos se lo perdió Leonardo Cáceres, pero San Lorenzo respondió acto seguido con un zurdazo cruzado de Emmanuel Más que rebotó en el palo izquierdo del arco defendido por el santiagueño Ignacio Don luego de una precisa cesión de Ignacio Piatti.

E inmediatamente después, en un duelo de "Nachos", el guardavallas del conjunto paraguayo le obturó la posibilidad de abrir el marcador a quien no podrá jugar la revancha en Buenos Aires porque ya será formalmente jugador del Montreal Impact, de Canadá.

Para la segunda mitad el "Patón" envió a Héctor Villalba por la izquierda, para aprovechar que el lateral derecho Ramón Coronel estaba en inferioridad física, y el pibe con su velocidad complicó, entregando todo, hasta su lugar en la cancha, pero también el de su rival.

Claro que antes de salir Villalba puso la asistencia que puede significarle el primer título de la Libertadores a San Lorenzo, y lo hizo después de cruzarse de izquierda a derecha para abrir la defensa local y permitir que Mauro matos, en el día de su cumpleaños número 32, concretara la apertura del marcador.

Iban 19 minutos y ese "cachetazo" con el pie derecho que le aplicó el ex All Boys a la pelota, lo fue también para el ánimo de los anfitriones, que no lograron asimilar el golpe.

Por eso el "Ciclón", empujado por los 4.000 hinchas que llegaron hasta Asunción y pudieron ingresar (otros 6.000 se quedaron afuera), fue por más, como para cerrar anticipadamente la serie y dedicarse casi exclusivamente a festejar en la revancha del próximo miércoles 13 en el Nuevo Gasómetro.

Se fue Villalba (no se lo notó muy conforme con el cambio) para que ingresara otro "rapidito" como Gonzalo Verón, después Pablo Barrientos, que seguramente reemplazará a Piatti en la revancha, suplantó a Leandro Romagnoli, y finalmente Ortigoza, que llegó a este juego con dos amarillas, le dejó su espacio a Enzo Kalinski.

Todo calculado, de punta a punta, como en aquel equipo de Liga Deportiva Universitaria, de Ecuador, que en 2008 se consagró también por única vez campeón de la Libertadores de la mano de Bauza.

Bien protegido atrás, con control de tiempo y espacio para recuperar y jugar en el medio, más profundidad y contundencia arriba, por delante de un arquero de máxima seguridad como Sebastián Torrico. Eso era San Lorenzo hasta el tercer minuto de descuento.

Pero en el último intento, un pelotazo largo al área y dos que revivieron la ilusión para Nacional: la bajó de cabeza Fraddy Bareiro para que Julio Santa Cruz definiera con un derechazo alto.

Las finales se definen por detalles y San Lorenzo hizo "casi" todo bien, pero ese "casi" puede alterar los ánimos. Aunque si repite lo de esta noche, la Copa se quedará por fin en sus vitrinas.
 

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