Por nivel mostrado por diferencia y por no ser un rival tan potente, es una de las derrotas más duras del básquet argentino en el último tiempo. Es evidente que no ha sido un buen torneo del equipo de Sergio Santos Hernández y ganar en cuartos de final tras lo hecho en fase de grupos era utópico. Aún así, la dimensión de esta derrota es gigante. Argentina perdió por 97 a 59 frente a Australia y se quedó afuera de los Juegos Olímpicos.

Lo poco positivo que se puede rescatar del encuentro se vio en el primer cuarto. El conjunto nacional lo ganó y mostró algunas cosas que invitaban a ilusionarse, como, por ejemplo, la buena marca de la primera línea que forzó ocho pérdidas. Eso a su vez permitió que el equipo corra en ataque y no dependa de la elaboración colectiva en el juego más lento.

Pero, en el segundo cuarto todo comenzó a desmoronarse. Australia le bajó el ritmo a sus ataques, perdió poco la pelota, no le permitió atacar a Argentina y lo obligó a jugar cinco contra cinco. El equipo nacional mostró durante todo el torneo una ineficacia notoria de tres puntos. Eso genera desconfianza para tirar y, en consecuencia, provoca previsibilidad. Los oceánicos ajustaron un poco la marca, sí, pero no hay manera de jugar un partido entero en transición y si no existe la más mínima chance de dañar de otro modo, se vuelve imposible.

El conjunto de Sergio Santos Hernández no tiene demasiado juego interno por las características de sus jugadores. Si a eso se le quita otra variante como el tiro exterior quedan solo las penetraciones y por ende, con una defensa estacionada, todo se hace difícil. Ante esa única posibilidad de ataque Australia se plantó, generó pérdidas y atacó en transición.

En base al partido de Gabriel Deck, que mostró su mejor versión en el torneo, Argentina llegó con chances al último cuarto. Pero allí, donde todo debía darse a favor para lograr el milagro de levantar 12 puntos, todo falló. El conjunto de Oceanía fue aplastante, subió la efectividad y no le permitió anotar al conjunto nacional durante más de cinco minutos. Fue 37 a 11 y no hubo ilusión posible.

Lejos está este partido de significar el fin de una era. Más allá de la situación de una de las más grandes leyendas del deporte nacional como Luis Scola, él era una pieza de un equipo nuevo, que acaba de sufrir su primer gran revés histórico. La actuación en estos Juegos ha sido claramente decepcionante. Queda ver como se reconstruye este mismo equipo sin su gran capitán luego de un gran golpe.