F1: Checo Pérez ganó el Sprint de Azerbaiyán
Leclerc no tenía cómo resistirse al ataque del Red Bull. Verstappen salió herido de tres agresivas maniobras de Russell, y sólo llegó tercero, pero mañana el equipo austríaco debería lograr el 1-2.
Tranquila victoria de ‘Checo’ Pérez en el Sprint de Azerbaiyán de la F1. Con una Ferrari que sigue errores que gestiones anteriores habían cometido y superado consecutivamente (este año lo apuestan todo a su rendimiento en Qualy para mitigar sus deficiencias en velocidad punta entre otros rubros, y en Carrera no tienen cómo defenderse), el 1-2 de Red Bull, incluso en un Sprint (una carrera de F3 -100 kilómetros/media hora-), parecía muy probable.
Sólo lo impidió la agresividad excesiva en la largada de George Russell, que por tres veces dejó a Max Verstappen sin espacio hasta dañarle el suelo al Red Bull al neerlandés y casi causando una catástrofe para ellos y para la fila india que venía detrás. Sólo evitó un Big One histórico la asombrosa precisión de manos de Max, que por tres veces esquivó a un tiempo la pared y el Mercedes del británico.
Todo sea dicho: Russell es un pilotazo y sobran los dedos de una mano para contar a quienes pueden atacar de ese modo a un extraterrestre como el campeón reinante. Pero George merodeó un desastre que lo hubiera puesto en el ojo del huracán, con 8 o 10 autos fuera de combate en un instante.
Max se quedó furioso, fue a increparlo en la previa del ‘podio’ y siguió despotricando, primero solo y luego ante los micrófonos de la transmisión internacional. Como siempre, Verstappen se pasa de rosca, pero a la Dirección de Carrera las maniobras de Russell le parecieron encantadoras, y hay que reconocer que Max mismo las reimportó a la F1 de una manera que nunca se había visto desde Schmacher versus los Williams.
Salvo el fragor del inicio, cuyo clímax plasmó Yuki Tsunoda destruyendo su neumático y suspensión trasera derecha y obligando a un Safety Car (duró hasta la 5 de 17 que tenía el Sprint), no pasó mucho más. Leclerc relanzó muy bien, pero tras una fogosa batahola en el pelotón, la fila se ordenó y los Red Bull acomodaron los tantos: Max, con el coche herido y todo, se desayunó a Russell con una maniobra milimétrica y magistral, y Checo hizo lo propio en el arranque de la Vuelta 8 con el desolado Leclerc, que pelea con su modesta Ferrari como gato entre la leña y a cambio cosecha golpes como perro abajo de la mesa.
Leclerc se mantuvo tesoneramente en zona de DRS del mexicano, con un Verstappen que claramente había perdido rendimiento tras los embates iniciales de Russell y recién en la Vuelta 15, cuando Pérez pudo sacarse de encima al monegasco, consiguió ponerse él en zona de DRS. Pero no le alcanzó, y todo terminó sin mayores anécdotas, excepción hecha de la gran actuación (otra vez) de Alonso, que ganó dos posiciones (una de ellas a un Hamilton que sigue luciendo sin las energías suficientes para seguirle el paso a Russell, leve pero persistentemente: ya se habla de Leclerc en Mercedes para después de 2024).
Mañana continúan las acciones, con la Carrera Principal de la F2 desde las 4.20 de la mañana de nuestro país (para bolicheros e insomnes), y desde las 8 con el Gran Premio de Azerbaiyán de F1. Todo hace pronosticar un 1-2 de Red Bull, salvo que ‘pasen cosas’… por suerte, a Bakú le sobran ‘cosas’ (vean si no la repetición de la Sprint Race de la F2: casi la mitad de la parrilla chocó, con autos montados uno encima de otro y un quíntuple choque para coronar la competencia).
El campeonato está clarito para Red Bull en Constructores. Para que el Campeonato de Pilotos no vuelva a ser el aburrido monólogo de Verstappen en el final del año pasado, Checo no puede no ganar en circuitos como el de Bakú, en los que registra mejores antecedentes que el volcánico y genial neerlandés.