F1: Verstappen se almorzó a los mejores Mercedes; las neutralizaciones salvaron a Ferrari
Los alemanes durmieron en la última neutralización al no cambiarle las gomas a Hamilton, que perdió la punta en la relanzada por estar pensando en trampitas y terminó furioso con el equipo.
Max Verstappen ganó con autoridad el Gran Premio de Países Bajos de F1. Nada, ni el ritmo inédito en 2022 de Mercedes, ni las neutralizaciones que trastornaron la carrera un par de veces, ni un Hamilton inspiradísimo y un Russell imperturbable como casi siempre, ni una Ferrari que a la hora de la verdad entregó este fin de semana un gap de 0,25 segundos por vuelta en ritmo real... Nada, como se barruntaba ayer en Continental Web, pudo quitarle la victoria a Max Verstappen este domingo.
Max está simplemente a otro nivel, con un auto que después de las últimas mejoras vuelve a ser una herramienta implacable en sus ígneas pero templadas manos. Ha ganado diez carreras en lo que va del año y enfila hacia el bicampeonato desde la vuelta de las vacaciones.
La carrera fue incierta estratégicamente, aunque el inoportuno abandono de Tsunoda en la Vuelta 46 nos dejó sin el mejor final de carrera: Verstappen con neumáticos nuevos atacando de atrás a los Mercedes, que mostraban gran ritmo con el Duro y aspiraban a hacer una parada menos. Pese a las dificultades para superar en pista, el alargamiento de la zona de DRS en la recta principal permitió más luchas y algunos sorpassos lindísimos.
En ese contexto, y en un circuito relativamente parecido al Hungaroring, Mercedes volvió a billar y opacó a Ferrari, que esta vez no pudo destruir las carreras de sus dos pilotos con sus dislates estratégicos... porque las neutralizaciones salvaron a la Scuderia de sí misma.
Porque con Sainz Jr no dejaron macana sin cometer: en la primera parada (Vuelta 14), lo tuvieron más de 12 segundos parado ¡y faltaba la rueda trasera izquierda! Para más INRI: el mecánico de la rueda trasera izquierda, no conforme, dejó una de las pistolas neumáticas en el paso del Red Bull de Checo Pérez, que dio un salto y golpeó el piso tras pasar por arriba del ingenio con su rueda trasera derecha... y, entre paréntesis, pasó a un piloto madrileño que estaba a una distancia enorme del mexicano. Sanciones por todos lados para un equipo que no puede capitalizar, ya de una forma endémica, muy buenas labores de sus pilotos y un autazo.
Hamilton merodeó otra vez el desastre en la largada, cuando casi se estrella contra un Carlos Sainz Jr que llegó antes a la curva de Tarzán. Pero sobrevivió a su error, y, como tantas veces, se enmendó corriendo un carrerón que, con un poco de suerte, podría haberle dado su primera victoria, en el primer año, hasta ahora, en el que Lewis no ganará un Gran Premio.
Lewis siguió acosando con sus neumáticos Medios a Sainz Jr, que calzaba Blandos y tuvo que entrar en la Vuelta 14, como se comentó. Los Mercedes siguieron acelerando, sin perder del todo el tren con Verstappen y Leclerc, que persistieron en pista hasta las vueltas 19 y 18, respectivamente.
A partir de allí, con los Mercedes punteros, Max comenzó a recortarle la diferencia a Russell, al que se almorzó en la Vuelta 18 por afuera en la recta principal, para rugido de la tribuna local. Ham entró en la Vuelta 30, antes de que el campeón reinante lo pasase en pista, y calzó Duros, lo mismo que Russell en la vuelta 32.
Los Duros se revelaron en este momento de la carrera no sólo como estables, sino también muy rápidos, y parecía que, tras la segunda parada de Max, tendríamos un carrerón con el neerlandés obligado a pasar a los dos pilotos ingleses que pilotan los autos Mercedes.
Como prueba del ritmo de los coches alemanes están los sorpassos a un Checo Pérez que sigue incómodo con las últimas actualizaciones del Red Bull. El mexicano resistió con su habitual combatividad contra Hamilton, pero se quedó sin caucho para resistir a un Russell que lo pasó como parado en la Vuelta 39.
Pero un zafarrancho en la parada de boxes dejó herido a Yuji Tsunoda, que intentó seguir en carrera un par de vueltas hasta que paró en el peor lugar y obligó a neutralizar la carrera en la Vuelta 46. A partir de ahí hubo un festival de paradas en Boxes: en esta primera neutralización larga, Verstappen calzó Duros, y Hamilton y Russell, Medios.
Se reanudó en la Vuelta 50, pero en la 55 el Alfa Romeo se le murió entre las manos a Valtteri Bottas, lo que obligó a un Safety Car hecho y derecho. Entonces se completó el festival de paradas: entre los de adelante, Verstappen, Leclerc, Russell y Sainz Jr calzaron Blandos; Pérez puso Medios.
De esa batahola estratégica quedó puntero Hamilton, pero con neumáticos inferiores a Verstappen, que se lo desayunó en la relanzada de la Vuelta 61, en medio de una de esas triquiñuelas peligrosas y al borde de la ilegalidad que a veces muestran Hamilton y Verstappen, cada uno a su estilo.
Hamilton empezó a acelerar demasiado temprano, Verstappen se pegó a su estela y se puso casi a la par antes de llegar a la línea de meta (momento a partir del cual se vuelve a Bandera Verde y se puede volver a pasar), intentando forzar una sanción a Verstappen. El neerlandés, con el aplomo habitual, también levantó un poco, pero esta vez, en vez de chocar como en Bakú 2021, Max pasó justito al superar la línea de meta: Hamilton cayó como un chorlito en su propia trampa, la victoria quedó definida de un plumazo a favor del héroe local y a Hamilton se lo comieron en pocas vueltas Russell y Leclerc con neumáticos frescos.
Entonces la furia del heptacampeón británico alcanzó ribetes dignos del Pato Donald o de un personaje mafioso de Joe Pesci: insultó a troche y moche y provocó un mensaje de final de carrera de Toto Wolff exhortándolo a “comentar lo que tengas que comentar no en la radio sino en el Trailer con el equipo”). Es que Lewis se ve zapatero en 2022, y hoy quizá fue su mejor chance de ganar; pero hizo una carrera a gran nivel y si quedó detrás de Russell fue otra vez por una uña y por azares estratégicos que dictó el devenir de la carrera.
Grandes carreras de Leclerc, que no cometió errores ni sufrió los dislates de su equipo como su compañero; de Alonso, que llegó sexto con sorpassos espléndidos y peleado con Alpine (la F1 es pródiga en gestiones insidiosas de las carreras de pilotos que se irán tras la temporada en curso), tres posiciones adelante de un Ocon ahora sí, privilegiado sin ambages en el equipo francés.
Lo que queda definir es cuándo será campeón Verstappen. Y cómo hará Ferrari para dejarse arrebatar el segundo lugar del Campeonato de Constructores por Mercedes, luego de un comienzo de campeonato pésimo de los alemanes y con los italianos con la mejor arma. Obra y gracia del genial neerlandés, y del no menos mágico Adrian Newey, el ingeniero que más campeones del mundo generó.