Así, los neocelandeses regresan a la final del Mundial tras 16 años de ausencia.

Esta vez lo hicieron ante un enfervorizado público en Auckland, que sueña ya con el segundo título de los All Blacks, campeones en 1987 en la primera edición del Mundial, disputada precisamente en Nueva Zelanda.

El domingo que viene habrá sensación de algo ya vivido, porque aquella final se jugó contra Francia y en Auckland, exactamente lo mismo que se dará 24 años después, según consignó la agencia de noticias DPA.

Tras una rápida ventaja inicial de 8-0, los All Blacks ya nunca se sintieron en peligro ante los Wallabies.

Terminado el primer tiempo ganaban por 14-6, y en el segundo, sostenidos por una sólida defensa, los locales no dejaron anotar un sólo punto a los australianos, ante los que habían perdido en sus dos enfrentamientos anteriores en Mundiales.