Medallas más allá del podio
No son los caballeros de la mesa redonda, ni están en la corte del rey Arturo. Son las celebridades de una nueva era, pero con títulos de otro tiempo. Son condecorados por batir récords y hacen vibrar con sus triunfos deportivos. Sus cuerpos, sus estilos seducen a las firmas de moda internacionales, pero también son imagen de su bandera, de su país y de su reina.
Cada año la monarquía otorga la Orden del Imperio Británico a aquellos deportistas que, gracias a sus actuaciones, han enaltecido el nombre del Reino Unido. Un reconocimiento que a ellos los convierte en “Sir” y a ellas en “Dame”.
David Beckham, Lewis Hamilton o Kelly Holmes…..Sus hazañas en la escena deportiva han sido suficiente para derrotar al contrario y darse un baño de gloria. Pero su reconocimiento va más allá del campo de fútbol, de un circuito de velocidad o de la pista de atletismo. Gracias a la repercusión mundial de su éxito deportivo, el nombre de su país se alza por encima de los demás y va ligado a la competición, de ahí que sus logros sean considerados como propios por todos los británicos.
Fue el rey Jorge V quien, el 4 de junio de 1917, instituyó la Excelentísima Orden del Imperio Británico que se divide en cinco rangos: los dos primeros (Caballero/Dama de la Gran Cruz y Caballero/Dama Comendador) utilizan también el término “Sir” y “Dame”, privilegio que no se obtiene en las tres categorías restantes: Comendador, Oficial y Miembro.
El Gobierno propone una lista de candidatos a recibir esta distinción entre los que han destacado en actividades relacionadas no solo con el deporte, sino también con todos los ámbitos sociales, políticos y económicos.
La reina Isabel, por su parte, también concede el título honorario de Caballero a determinados personajes de especial relevancia mundial, pero si no poseen la nacionalidad británica no se les permite utilizar el título de “Sir”.
LLÁMAME ‘SIR’.
De los deportistas con el título de “Sir”, el más relacionado con los Juegos Olímpicos es el ex atleta Sebastián Coe, presidente del comité organizador de la candidatura olímpica Londres 2012, quien recibió el título de Caballero de la Gran Cruz en 2006.
En las pistas, Coe ganó dos medallas olímpicas y logró 12 récords del mundo, sin embargo, su labor al frente del comité que consiguió que Londres lograra ser la sede de los XXX Juegos Olímpicos fue el paso definitivo para recibir este preciado título de “Sir”. “Esto es un planeta totalmente diferente al de ganar medallas de oro”, explicó Coe.
Siguiendo con la misma especialidad, la excelente actuación de la atleta Kelly Holmes en los juegos de Atenas 2004, donde ganó dos medallas, hizo que la reina la condecorara con el título de Dama un año después.
FÚTBOL EN EL ALMA.
Pero si algo llevan tatuado en el alma lo ingleses es el fútbol. Quizá por ello las gestas logradas en el balompié son las más celebradas.
El título conseguido por la selección inglesa jugando como local en la Copa del Mundo de 1966 significó la llegada de dos Caballeros a la orden: Bobby Charlton, ungido en 1994, y Geoff Hurst, quien recibió el reconocimiento cuatro años más tarde. Después de ser bautizado como ‘Sir’, Charlton dijo: “todo el mundo me llama Bobby y eso no cambiará”.
Los míticos entrenadores del Manchester United, Matt Busby y Alex Ferguson; el árbitro y dirigente deportivo Stanley Rous; el ex futbolista y técnico Bobby Robson, son otros de los hombres que recibieron la distinción de la monarquía británica, gracias a su relación con el deporte rey.
El automovilismo, otra pasión inglesa, también ha contribuido a engrosar la lista de galardonados relacionados con el deporte. Jackie Stewart, ganador de tres campeonatos mundiales de Fórmula Uno; Frank Williams, dueño del equipo que lleva su apellido; y el piloto australiano Jack Brabham –con doble nacionalidad-, poseedor también de tres títulos en la Gran Carpa, obtuvieron el título de ‘Sir’ por parte de Su Majestad.
Caballeros también son el alpinista Edmund Percival Hillary, primero en completar con éxito una ascensión al Everest; el golfista Nick Faldo; el boxeador Henry Cooper; el remero Steve Redgrave y el atleta Roger Bannister.
A MITAD DE CAMINO.
Como existe un límite que marca el número de condecoraciones anuales, la monarquía británica, además de “Sir” o “Dame”, también reconoce la valía de los que han encumbrado de alguna manera el nombre del Reino Unido con los títulos de Comendador, Oficial y Miembro. Algunos de los deportistas galardonados todavía están en activo y, de continuar con su buen desempeño en los escenarios de la competición, podrán escalar hasta obtener el título de Caballero.
Es el caso del futbolista más mediático de los últimos tiempos, David Beckham, quien en 2003 y en compañía de su esposa Victoria, recogió de manos de la reina la medalla como Oficial de la Orden del Imperio Británico. “No solo es para mí, sino que también lo es para el Manchester United (equipo en el que jugaba en aquellos momentos), para todos mis compañeros de plantilla y para mi familia”, dijo el jugador lleno de emoción.
Iconos del fútbol del británico como Peter Shilton, Alan Shearer, Gary Lineker, Ryan Giggs, Teddy Sheringham, Steven Gerrard y Kenny Dalglish también han sido llamados por la monarquía para recibir su reconocimiento en alguna de las tres categorías mencionadas.
La velocidad y la pericia al conducir han aumentado la lista de pilotos británicos merecedores de la Orden del Imperio Británico. Figuras ilustres del automovilismo como Damon Hill, Nigel Mansell, Lewis Hamilton, David Coulthard y Colin McRae han recibido el premio por sus éxitos al volante.
El trigésimo primer campeón del Mundo de Fórmula Uno, Jenson Button, nada más recibir la condecoración en 2009 comentó que “ser galardonado como Miembro del Imperio Británico por Su Majestad la Reina es un gran honor para mí, y un significante hito en mi vida", todo un acontecimiento para cada uno de los premiados.
El golfista Colin Montgomerie, el tenista Tim Herman, el boxeador Ricky Hatton y el jugador de cricket, Ian Botham forman parte de los galardonados.
LA FAMILIA TAMBIÉN.
Pero uno de los nombres que no pasa desapercibido en la lista de condecorados es precisamente, el de Zara Phillips, nieta de la reina Isabel de Inglaterra, quien recibió en 2006 el título de Oficial de la Orden de Imperio Británico en reconocimiento a su exitosa carrera deportiva como jinete. La joven, una de las caras más populares de la familia real, pasó por el mismo proceso que el resto de deportistas, sin ningún trato de favor.
Ese mismo año, Zara consiguió la medalla de oro en los Juegos Mundiales Ecuestres disputados en Alemania, convirtiéndose así en el primer miembro de la familia real británica que recibe ese galardón, aunque su madre, Ana de Inglaterra, ya fue campeona europea de hípica.
La nieta de la Reina siguió así los pasos de su esposo, el jugador de rugby Mike Tindall, también condecorado como Miembro de la Orden del Imperio Británico, tras la victoria de Inglaterra en la Copa del Mundo de Rugby de 2003.
Fuera del ámbito deportivo nombres tan ilustres como el fundador de Microsoft, Bill Gates, el arquitecto Norman Foster, músicos como The Beatles, Mick Jagger, Elton John o Bono e intérpretes como Catherine Zeta Jones, Julie Andrews, Ben Kingsley, Colin Firt y 007 como Sean Connery y Pierce Brosnan forman parte de la lista.
Así pues, conseguir ser nombrado“Sir” o “Dame”, Comendador, Oficial o Miembro de la Excelentísima Orden del Imperio Británico es, además de un honor, todo un fin puesto al servicio de Su Majestad.