"No puedo dormir ni comer y tampoco puedo explicar por qué adicioné un minuto más y por qué no vi la mano de (Silvio) Romero", agrega. El joven de 33 años que ahora desnuda sus sentimientos se despoja de la postura que exhibió en Lanús-Arsenal.

"Cuando iban 42 minutos, consensué con mis asistentes el tiempo a adicionar. Yo creía que había que dar 4, a ellos les parecía poco, quedamos en dar 5. Empata Lanús, viene la protesta de Palermo y Abbondanzieri. Entonces, di otro minuto como para terminarlo ceremonialmente. Y entramos en una confusión. Si alguno de mis asistentes (Sergio Viola, Yamil Bonfá y el cuarto árbitro Diego Colombo) hubiera estado lúcido como para decirme que terminara el partido... Pero no. Nos faltó esa tranquilidad", explicó.

“Quiero rápido una revancha”, agregó.