Durante los primeros tres encuentros del campeonato, San Lorenzo paró una hemorragia compleja: evitó perder, en un contexto sumamente difícil, pero no había podido ganar. En esta cuarta fecha, ante Central Córdoba, consiguió su primer triunfo. Fue 2 a 0 en Santiago del Estero con goles del juvenil Iván Leguizamón, que cambió el partido, y de Adam Bareiro.

En la primera mitad, el local fue levemente superior. Manejó mejor la pelota, y si bien no tuvo un sinfín de oportunidades de gol, estuvo un poco más cerca de ponerse en ventaja. La ocasión más clara fue en el inicio del juego, a los tres minutos, mediante un remate desde el borde del área de Jesús Soraire, que se fue a centímetros del palo izquierdo.

Al Ciclón le costó el arranque y mostró algún patrón repetido con respecto a los primeros encuentros. Fue un equipo largo y jugó a hacer correr a sus delanteros, especialmente a Ezequiel Cerutti, con pelotas largas al vacío. Pero la generación de juego no le fue fácil, especialmente dadas las ausencias de Agustín Martegani y Néstor Ortigoza.

En el segundo tiempo el desarrollo fue similar hasta los 8 minutos. Desde entonces, lentamente, el equipo de Rubén Darío Insúa empezó a crecer. Leguizamón ingresó por Malcom Braida y le aportó al equipo algo totalmente distinto, tanto desde lo individual como desde lo colectivo.

El propio volante ofensivo de la cantera fue quien, con un golpe de suerte, le dio la ventaja a su equipo. Tras un centro desde la derecha, el joven quiso rematar al arco pero lo hizo muy mal. El disparo le salió muy mordido y desviado, pero le cayó a Cerutti por la izquierda, que se la bajó de cabeza para darle una segunda oportunidad. En esa, la buena aparición del equipo de Boedo no falló y puso el 1 a 0.

Tras un breve momento de control y buen juego por parte del visitante, el Ferroviario se lanzó por el empate y estuvo cerca. Pero allí apareció con una buena respuesta Augusto Batalla, la apuesta del entrenador para este partido, que ingresó por el experimentado Sebastián Torrico. Tras un centro y una segunda jugada, Matías Di Benedetto tuvo el empate de cabeza, pero el ex arquero de River salió a atorarlo con todo el cuerpo extendido y evitó el gol con el pecho.

Ya sobre el final del encuentro, el propio Leguizamón, figura de la cancha, metió una corrida formidable por la derecha, se sacó un primer rival de encima, luego encaró a Di Benedetto, se metió en el área y cuando llegaba a la línea de fondo el defensor lo derribó. El paraguayo Bareiro se hizo cargo de la ejecución y liquidó la historia, pese al esfuerzo de Cristopher Toselli que alcanzó a tocar la pelota en el remate.

El Cuervo consiguió su primer triunfo en el torneo y de toda la era Insúa. Mientras sufre su situación institucional y desespera por refuerzos que por ahora no han llegado, los chicos de las inferiores ponen la cara y también muestran su talento.