Un Verstappen indestructible venció a un Ham redivivo y le dio el título de Constructores a Red Bull
Pese a todo, el abismo entre Red Bull y los demás crece: ni una parada de 11 segundos dejó sin victoria al bicampeón. Carrerón de Max, Ham, Leclerc, Vettel y Alonso.
Max Verstappen sigue en modo 'indestructible', y hoy se sobrepuso a un fin de semana no muy lucido para los coches de Red Bull (y muy triste por la muerte de su creador, Dietrich Mateschitz) y coronado por un fallo en una pistola de cambiar neumáticos que lo tuvo parado un cuarto de minuto en boxes.
Fue el único momento en el que el neerlandés perdió los estribos en todo el año. Después agachó la cabeza y atacó con frialdad y precisión a Leclerc y a Hamilton, de grandes tareas con medios claramente inferiores. Pero sabemos que no siempre en la F1 el mejor auto te da automáticamente la posibilidad del sorpasso, y Max en eso es el mejor que dio la F1 desde, por lo menos, el propio Hamilton.
La Carrera ya largó con una decepción desoladora para Ferrari, como ha pasado ya la mayor parte del año: Max comenzó mejor que Sainz Jr el trayecto hacia la complicadísima y ciega Curva 1 y el español, como muchas veces en su trayectoria, dobló muy redondo y abierto, perdiendo referencia de sus perseguidores por mirar a Max que se le escapaba adelante.
Así, se puso a tiro de la desgracia, que le cayó de sopetón cuando Russell, también engolosinado con superar a un Hamilton que le había sacado una luz todo el fin de semana, se tiró a la pileta y embistió la Ferrari de Sainz Jr, dejándolo cruzado en la pista y último en la grilla. Además, tuvo que abandonar enseguida. From hero to zero.
Después del zafarrancho que fue la primera vuelta, quedaron ordenados así: Max, Ham, ¡Stroll! (con otra gran largada), Vettel que está corriendo sus últimas carreras como en sus mejores días, el asombroso Norris, Checo (ya con el bigote derecho en flecos por la batahola inicial), Gasly, el implacable Albon y un Leclerc que ya amenazaba con una gran tarea.
A partir de ahí, se ordenó una carrera con casi toda la parrilla calzando gomas Medias. Las excepciones eran los dos Alpine y los dos Haas. Y, con la casi nula posibilidad (bendita matemática) de que hubiera un Safety Car, todo parecía reducirse a esperar las, al parecer, inexorables dos paradas (el desgaste en la nuevamente reasfaltada pista de Austin se develó mayor al esperado) y con la necesidad de utilizar el neumático Duro, al que nadie había apelado en todo el weekend. En ese contexto, se recortaban las remontadas de Checo y de Leclerc, que en la Vuelta 12 ya se había puesto quinto (con un poema en la Curva 12 a Vettel).
Ya en la Vuelta 13, Ham entró a Boxes a calzar Duras e intentar el undercut, y comenzó el desfile por la calle lateral del COTA: en la 14 entraron Verstappen y Russell (cumplió 5 segundos de sanción por el topetazo a Sainz Jr); en la 15 Norris y Pérez, y así en efecto cascada.
Mientras tanto, el inefable Stroll había tenido tiempo de ponerse segundo hasta que entró en la Vuelta 16, y Leclerc todavía aguantaba con buen ritmo usando sus Medios iniciales cuando el viento (más de 25 km/h en la tarde de Texas) traicionó a Bottas, lo sacó de la pista hacia la grava, de donde ya no salió: Safety Car y parada gratis para Leclerc, Alonso y todos los demás valientes que aguantaban sin haber parado todavía. Vettel, que está inspiradísimo, calzó los Medios de nuevo; los demás que entraron entonces se pasaron a los Duros.
Lo cierto es que en ese primer tercio de Carrera la Ferrari sobreviente mostró un cuidado de los neumáticos que se había perdido desde que modificaron sus setups descargando los alerones para hacerle frente a la tremenda velocidad punta de los Red Bull, que trajo la consecuencia de un coche velocísimo a una vuelta pero que se derretía en Carrera. Igual, Ferrari sigue un paso atrás, pero ya perdió los dos campeonatos y entonces sus prioridades cambian: es de esperar, tras su primer fin de semana sin dislates en Boxes, que Ferrari baje su nivel de adrenalina y errores surrealistas.
El relanzamiento en la Vuelta 22 fue cómodo para Verstappen, que aceleró como líder de la fila desde varias curvas antes de la línea de llegada para calentar unos Duros que a esa altura estaban helados.
Pero no había terminado la primera vuelta con Bandera Verde y ya Wittich convocaba nuevamente al Safety Car (esta vez el lentísimo Aston Martin verde; en las últimas carreras se venía usando el Mercedes rojo, con casi 200 caballos de fuerza más). Es que Stroll, en uno de esos milisegundos de niebla mental que le acometen a veces, movió el auto en zona de frenada cuando Alonso, su próximo compañero de equipo en Aston Martin, iba a pasarlo por adentro. Resultado: violentísimo choque de frente que dejó a Stroll fuera de Carrera y a un Alonso en modo Iron Man que volvió arrastrándose a Boxes, cambió el alerón, retornó último a la fila y se dedició a correr otro carrerón.
El Safety Car dejó a lo que sobrevivía de la parrilla pegado, y las luchas no se hicieron esperar. Leclerc casi se lleva puesto a Pérez en la Vuelta 29; los dos llegaban pasados, Charles se salió de pista, Checo trabó neumáticos y se mantuvo dentro de la cinta asfáltica a duras penas. En la vuelta siguiente, el monegasco se mandó otro sorpasso por adentro al mexicano para ponerse tercero.
Con esta lucha, el que se acercó fue Russell, mostrando el ritmo cada fin de semana más cercano de Mercedes. Lo mismo sugería el ritmo de Hamilton, recortándole hacia la Vuelta 33 levemente a Max, que se quejaba repetidamente de los fuertes vientos y de problemas en la entrega de energía de su motor.
En la Vuelta 35, Lewis hizo su segunda parada y colocó Duros. En la vuelta siguiente se cubrió Max, pero puso Medios: Lewis no los tenía. Teniendo en cuenta la sempiterna perfección de Red Bull en sus paradas en Boxes, parecía asunto liquidado. Pero entonces falló la pistola del neumático delantero izquierdo y el neerlandés se quedó clavado 11,1 segundos.
Mientras tanto, el herido Pérez se defendía de un Russell que, sin embargo, entró en seguida (Vuelta 37) a colocar Duros. Así, en la Vuelta 38, lideraba el mexicano, seguido de un Vettel en estado de gracia, Ham, Leclerc (que puso Medios en la misma vuelta y volvió a pista adelante de Max), un iracundo Verstappen , Russell, Magnussen, Ocon, ¡Alonso! y el ávido Albon.
Pérez entró en la Vuelta 39, mientras Verstappen superaba a Leclerc en la Curva 1 y el monegasco se la devolvía brevemente en las curvas siguientes. En el mismo giro, Max se morfó opíparamente a Leclerc y se colocó tercero, aunque el combativo monegasco se mantuvo todavía varias vueltas enquistado en el rebufo del bicampeón del mundo.
En esos momentos de la Carrera (y hasta la Vuelta 41, cuando lo superó Hamilton y entró en seguida a Boxes), lideraba, quizá por última vez en su trayectoria, un tal Sebastian Vettel que iba rumbo a la hazaña. Hasta que Aston Martin lo dejó clavado 16,8 segundos en su última parada y lo dejó casi afuera de combate.
Para la Vuelta 45, Leclerc ya había perdido el DRS y el ritmo de Verstappen, y giraba a varios segundos de Verstappen. El Lobo Feroz, mientras tanto, ya ajustaba las garras para atacar a Hamilton, que iba primero con el mazo dando y a Dios rogando que los Duros durasen intactos hacia el final. En la Vuelta 49, Max ya estaba en zona de DRS de Ham y por primera vez en 2022 los dos genios que nos deleitaron en 2021 con el mejor final de campeonato de la historia estaban peleando por algo.
Lewis acariciaba la lejana posibilidad de ganar una carrera en este año (el primero en el que hasta ahora se iría zapatero, desde que debutó en la F1), pero la realidad actual de la parrilla se plasmó cruelmente en cuanto Max se puso a tiro de Ham. Le llevó una vuelta darle caza al heptacampeón británico y ponerse puntero; aunque Hamilton repitió la resistencia en zona de DRS que había intentado Leclerc pocas vueltas antes, el neerlandés lo superó con toda comodidad.
A partir de allí, sólo quedó tiempo para ver una maniobra preciosa de Vettel contra Albon para ponerse noveno (¿en qué posición habría quedado sin esos 14 segundos extra detenido en su pit?) y para que Russell hiciera una parada gratis en la Vuelta 55 y clavara el puntito por el giro más rápido con la Bandera a Cuadros.
Max obtuvo así su décimo tercera victoria en una temporada (sólo Schumacher y Vettel alcanzaron tal hazaña, en tiempos de muchas menos carreras por año, todo hay que decirlo), la octava consecutiva de Red Bull y el título de Constructores para los austríacos. Una superioridad sin apelaciones a la que le quita brillo la polémica por el techo presupuestario de 2021: a la primera de cambio, se la pasaron por los fondillos con un truco de contadores y recibieron el repudio del público estadounidense en la pista (¡y los hijos de sus trabajadores en las escuelas a las que acuden!), pero antes ganaron un campeonato por una uña y otro por un campo, y habrá que ver (dentro de doce meses) qué cuentas presenta el techo presupuestario de 2022.
Son los únicos nubarrones en el horizonte de Max y de Red Bull en un panorama que, si no lo cambian Mercedes y/o Ferrari radicalmente en 2023, apunta para pentacampeonato consecutivo del neerlandés, en la estabilidad reglamentaria del final de la Era V6 Turbo Híbrida.