"En el 87 sufrí ataques de pánico, pero por esos días ni yo ni nadie de los que me rodeaban teníamos idea de que eso era pánico", aseguró en una entrevista con Diario Popular.

"Sentía que me iba a morir. Por suerte, superé esa sensación horrible, pero sin saber que se trataba de pánico, sin saber que necesitaba ayuda psicológica. Además, yo estaba totalmente negada", agregó la actriz.

También, explicó que esos ataques ahora volvieron: "Mi estabilidad se fue al carajo, debido a que durante catorce años yo era el negocio de la familia y pasé a ser alguien que vive del negocio Ana Acosta Modas. Ahora la posta la tiene mi marido. Si bien sigo actuando se me dieron vuelta las cosas. Eso se llama 'síndrome vertiginoso' que es nada más ni nada menos lo que me pasó en la vida".

"Perdí el piso y volví con problemas. Ahora estoy atacadita, decí que ya sé de qué se trata. Por ende, cuando comienzo a ponerme muy loca me digo que no me va a agarrar un ataque de locura, que no me va a dar un ACV y que no me voy a morir y me tranquilizo", señaló.

La artista explicó que el síndrome vertiginoso varias veces le trajo problemas en su carrera actoral: "No fue nada fácil. De hecho tuve un gran parate. Al tiempo me volví a embromar debido al síndrome vertiginoso. Yo estaba muy bien plantada, pero como me volví a sentir mal, decidí hacerme todos los análisis inimaginables que arrojaron como resultado que yo padecía ese síndrome. A raíz de eso, quedé con algún temor, pero no más que eso. Se da justo días antes de un estreno o frente a un disgusto o una discusión, pero lo voy llevando".