Con Facundo Cabral se va el mejor 'contador de historias' de la música
Músico, trovador, intérprete, pero sobre todo "contador de historias" y "vagabundo first class", como se definió alguna vez, Facundo Cabral falleció ayer en la ciudad de Guatamela al ser asesinado por un comando sicario que interceptó su automóvil cuando se dirigía al aeropuerto La Aurora, en un confuso incidente policial del que se desconocen aún las motivaciones.
Nacido el 22 de mayo de 1937 en la ciudad de La Plata como Rodolfo Enrique Facundo Cabral, el músico que se dio a conocer como El Indio Gasparino y que tejió alrededor de sí una suerte de mitología en la que se entrecruzaban personajes famosos, situaciones extrañas y reflexiones agudas, murió a las 74 años, de un modo inesperado, violento y en una tierra extraña.
Condenado al peregrinaje desde niño, Cabral hizo de los viajes y los encuentros un modo de vida, y a partir de ellos construyó una personalidad única en el medio artístico, donde él y sus reflexiones ocupaban el centro de la escena junto con sus canciones, definiéndose -a sí mismo- como "el más pagano de los predicadores".
Nacido en La Plata, junto a su madre y seis hermanos, Cabral se trasladó a la ciudad de Ushuaia con pocos años de vida, desde donde llegó a Tandil a los 8, iniciándose como cantante a los 22 en Mar del Plata, luego de una adolescencia tumultuosa que incluyó su internación en un reformatorio.
Con el nombre artístico de Indio Gasparino, Cabral logró cierta repercusión hasta que su carrera quedó definitivamente consagrada en 1970 con su canción "No soy de aquí, no soy de allá" ("...no tengo edad ni porvenir/y ser feliz es mi color e identidad"), que fue éxito en la Argentina y que fue cantada y grabada en infinidad de lenguas y países.
Trovador y trotamundos antes que cualquier otra cosa, Cabral visitó y actuó en 165 países, con conciertos en lugares como el Lincoln Center de Nueva York, la Catedral de Toledo y el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.
Exiliado en 1975 en México, luego de ser amenazado por la Triple A por ser considerado un músico de protesta, Cabral volvió al país en 1984 y unos años después goza de una primavera de popularidad que tuvo su punto culmine con un concierto en el estadio de Ferrocarril Oeste ante 35.000 personas.
El cantautor que tocó con músicos como Julio Iglesias, Neil Diamond, Mercedes Sosa y Dino Saluzzi, entre muchos otros, conformó una dupla particularmente exitosa con Alberto Cortez.
Con el autor de "Cuando un amigo se va" grabó tres discos y giró a lo largo de cuatro años con el espectáculo "Lo Cortez no quita lo Cabral", con el que ofrecieron 64 presentaciones en el teatro Infanta Mercedes de Madrid.
Por su actitud de vida y su mensaje de esperanza abierto a toda la humanidad fue declarado Mensajero Mundial de la Paz de la Unesco en 1996, y en 2008 recibió el título de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Personaje de múltiples facetas, Cabral mantuvo relación con personalidades de la talla de la Madre Teresa de Calcuta, Golda Meier, Fidel Castro, Jorge Luis Borges y Pablo Neruda, entre otros notables, a los que siempre se refería en sus espectáculos, de los que extrajo enseñanzas y conformaron parte de su mundo artístico y su prédica.
Autor de canciones como "No soy de aquí ni soy de allá", "Pobrecito mi patrón" y "Vuelvo bajo", Cabral editó a lo largo de su carrera decenas de discos con títulos como "Cabalgando", "Pateando tachos", "Entre Dios y el diablo", "El mundo estaba bastante tranquilo cuando yo nací", "Recuerdos de oro".
También escribió libros: "Conversaciones con Facundo Cabral", "Mi Abuela y yo", "Salmos", "Borges y yo", "Ayer soñé que podía y hoy puedo", y el "Cuaderno de Facundo", entre otros.
"Muchas veces me dicen, maestro, cantautor, poeta, trovador, juglar y qué se yo cuántas cosas más. En cambio yo me defino como un narrador de historias, viajes, sueños, pesadillas", aseguró en 2006 en una charla con Télam en la que fue -quizá- la calificación más exacta sobre sí mismo de las cientas que se han hecho.
Cabral guardó siempre un cariñoso recuerdo de Perón y Evita, fuertemente vinculados con su infancia.
En esa charla con Télam, relató: "Una de las imágenes más recordadas de mi vida fue cuando, en la Catedral de La Plata, estuve frente a frente con el General Perón y Evita, quien al verme con tan sólo 9 años como un niño de la calle, me brindó su afecto y se preocupó para que tuviéramos una casa con mi madre y hermanos en Tandil. En ese momento comenzó la buena para los Cabral".