Steven Tyler, el cantante de Aerosmith, volvió a recaer en sus adicciones
La banda ha expresado a través de un comunicado que suspenderán los shows que tenían previstos hasta septiembre.
Steven Tyler, cantante de Aerosmith, entró en rehabilitación voluntariamente tras una recaída en su adicción a las drogas. Así, la banda tuvo que suspender parte de su residencia en Las Vegas durante junio y julio.
“Como muchos de ustedes saben, nuestro amado hermano Steven ha trabajado en su sobriedad durante muchos años”, comunicaron en sus redes sociales. “Después de la cirugía del pie para prepararse para los escenarios y la necesidad de controlar el dolor durante el proceso, recientemente recayó e ingresó voluntariamente a un programa de tratamiento para concentrarse en su salud y recuperación”, expresó la banda.
“Seguiremos con nuestras fechas de 2022 a partir de septiembre y les informaremos de cualquier actualización tan pronto como podamos”, explicaron los otros integrantes del grupo: Joe Perry, John Hamilton, Joey Kramer y Brad Whitford. Y agregaron: “Estamos devastados por haber causado molestias a tantos de ustedes, especialmente a nuestros fanáticos más leales que a menudo viajan grandes distancias para experimentar nuestros espectáculos”.
El cantante, en una entrevista que dio al a revista GQ en 2019, explicó que al principio con las drogas todo era risas y diversión, pero luego ese castillo de arena se desmoronó rápido.
“Después las cosas salen mal. Te volvés adicto, es algo que haces todo el tiempo y de repente empieza a influir en tu grandeza. Lo que sucede con el uso es: funciona al principio, pero no al final. No hay nada más que cárcel, locura o muerte”, comentó en su momento.
Y sentenció reconociendo todo lo que podría llegar a perder por el consumo. “Tengo una banda que todavía está activa, los muchachos siguen vivos, todos están sanos. Tocamos mejor que hace 50 años. Es decir, hubo una cierta crudeza cuando nos la pasábamos en clubes y todos estábamos jodidos. Claro, seguro. Pero la banda todavía está junta y sigue siendo buscada. La gente aún nos quiere ver por un millón de dólares por noche. Y eso es lo que está en riesgo si vuelvo a consumir. Y mis hijos. Mis gatos. Mis perros. Mi hermosa casa en Maui. Mi novia. Todo eso estaría en peligro”.