La protesta, acontecida este viernes por la tarde, causó varios heridos, entre ellos un agente de Policía, y fue calificada por el propio Ministerio como un intento de destrucción de un monumento por parte de atacantes que portaban pancartas con mensajes racistas y xenófobos.

Stelozar Lazarov, secretario general del Ministerio, señaló que todos los detenidos pertenecen a hinchadas radicalizadas de clubes de fútbol.

El ataque comenzó cuando unas 3.000 personas se reunieron frente a los juzgados de Plovdiv, donde se celebraba una jornada sobre la petición de la comunidad musulmana de que se le devuelva una mezquita del siglo XIII, expropiada durante la dictadura comunista y propiedad hoy día del Ayuntamiento de la ciudad de Karlovo.

Coreando cánticos como "No damos ni una piedra de suelo búlgaro", los manifestantes se dirigieron a la mezquita Djumaya dzamia y apedrearon la fachada, rompiendo cristales de las ventanas.

La policía intervino para disolver la manifestación y en los enfrentamientos tres personas resultaron con heridas leves.

El muftí Mustafa Hadzi denunció el asalto como "una amenaza seria hacia la democracia búlgara. Impedir con violencia que los ciudadanos practiquen sus creencias recuerda al pasado autoritario del pasado del país", subrayó.

El partido de la minoría turca, que apoya al Gobierno, también denunció hoy el ataque y señaló que estaba motivado políticamente para derrumbar al Ejecutivo mediante un conflicto étnico.