En Japón, la central nuclear de Fukushima resistió a una nueva explosión.

La Agencia de Seguridad Nuclear local confirmó que el reactor 3, que había rebasado el límite de radiación legal, sobrevivió a la explosión de hidrógeno.

El Gobierno calificó a la situación de “alarmante” e informó que se apagó el sistema de refrigeración de otro reactor, pero aclaró que hay “escasas posibilidades” de fuga radioactiva.

En tanto, los niveles de radiactividad en la planta nuclear de Onagawa volvieron a la normalidad después del estado de emergencia.

Un nuevo terremoto de 6,3 grados de magnitud hizo temblar con fuerza la zona nororiental de Japón.

Fue la más reciente de las doscientas ochenta réplicas del sismo del viernes, y se esperan otras de mayor intensidad.

El Gobierno japonés reconoce más de cinco mil muertos y diez mil desaparecidos, pero las agencias de noticias niponas hablan de diez mil muertos y cien mil desaparecidos.

En tanto, crece la preocupación por la falta de alimentos en las zonas más afectadas.

Por Continental, Adrián Della Rosa, argentino que reside en la zona de Sendai, a ciento quince kilómetros de la central nuclear de Fukushima, relató que “se sienten las famosas réplicas de las que hablan. Estamos cerca del epicentro del desastre y todo es un caos”.

“Tenemos cortes de luz programados, no hay gasolina. Hoy salí a buscar leche a un pueblo vecino. Sólo estamos con arroz y unas reservas que tenemos para tres días”, describió en Magdalena Tempranísimo.

“Espero que el gobierno japonés se mueva e ingrese víveres”, comentó.

“A ciento quince kilómetros de aquí está la central nuclear de Fukushima, que dicen está por explotar. Hay mucha gente desaparecida”, relató Della Rosa.