Mientras los combates continúan en las inmediaciones del aeropuerto internacional por tercer día consecutivo, la ciudad, que representa el corazón de la zona minera e industrial de Ucrania, estaba tranquila.

Esta mañana más gente se animó a salir a las calles e ir a trabajar, algunos locales y cafés abrieron sus puertas y de a poco la tensión empezaba a aflojar.

Pasada la parálisis inicial, los debates comenzaban a surgir sobre cómo continuará el enfrentamiento entre el Ejército ucraniano y las fuerzas separatistas pro rusas en Donetsk, una de las dos provincias del este que declararon la independencia este mes y pidieron ingresar a Rusia.

La distensión de las últimas horas permitió que unos 200 mineros se animaran a concentrarse en la plaza Lenin, en la avenida principal, para pedir el cese de los ataques militares ordenados por el gobierno interino en Kiev.

Ayer, cientos de trabajadores de las minas cercanas al aeropuerto y a la ciudad habían declarado una huelga hasta que terminara el conflicto armado.

De a poco la ciudad recuperaba algo de la extraña normalidad que había exhibido en los últimos días.

Pero exactamente al mediodía (6 de la mañana de Argentina), el sonido inconfundible de dos aviones caza volvió a instalarse en el centro de Donetsk.

La última vez que esto sucedió fue el lunes pasado y fue el preludio para un ataque militar y horas de combates que dejaron entre 40 y 100 muertos, la mayoría de ellos milicianos separatistas pro rusos.