Ayer, tras otra tentativa de ingreso protagonizada por unos 750 inmigrantes, unos 50 hombres estuvieron varias horas encima de la valla hasta que lograron entrar en la ciudad autónoma española.

España aplicó la ley de Extranjería y no expulsó a los inmigrantes una vez que bajaron del lado interior del doble vallado fronterizo, ya que se considera que se encuentran en territorio español.

Hoy, en cambio, los agentes fronterizos marroquíes lograron que algunos inmigrantes bajen de uno en uno, según informó la emisora Cadena Ser.

Más de doce horas después, aún quedaban una veintena de personas sobre el vallado con la esperanza de bajar y quedarse en España, pero los agentes españoles se los entregaron a sus pares marroquíes, algo que es ilegal pero habitual.

El último intento de salto a la valla de Melilla tuvo lugar a las 5 de la madrugada, cuando un grupo de unos 800 inmigrantes subsaharianos lograron eludir a las fuerzas de seguridad marroquíes desplegadas en la zona, según medios locales.

Los sucesivos saltos a la frontera por tierra se producen mientras las autoridades españolas analizaban –en una reunión convocada por el Ministerio de Interior- un sorpresivo repunte de las llegadas de inmigrantes a la península que tuvo lugar en los últimos dos días.

Más de 2.000 inmigrantes subsaharianos, entre ellos mujeres y niños, en su mayoría a bordo de botes inflables de juguete, fueron rescatados por Salvamento Marítimo en las pasadas 72 horas, luego de recibir llamados de auxilio y llevados hasta la costa de Tarifa, Cádiz.

El martes la cifra supuso un récord histórico de llegadas en un solo día, ya que los servicios de rescates españoles asistieron a 920 inmigrantes a bordo de 94 botes, 778 hombres, 116 mujeres y 26 menores.

Las autoridades españolas argumentaron que el repunte de las llegadas por mar se explicaba por al aumento de la seguridad en las fronteras de Ceuta y Melilla. 

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan en Marruecos alertaron que la Gendarmería de ese país no estaba vigilando la costa, dando vía libre a los inmigrantes para salir de las playas por su propia cuenta en botes de juguete.

En ese sentido, el ministro marroquí de Interior, Mohamed Hasad, reconoció hoy que “hubo disfunciones”, que no precisó, y que “serán corregidas”, al tiempo que destacó la cooperación constante con su par español en lo que se refiere a la “lucha contra la inmigración ilegal”.

De hecho, la situación parece haber cambiado a partir de la pasada madrugada, ya que informaciones llegadas desde Marruecos apuntan a que la Gendarmería comenzó a patrullar las costas y que en las primeras horas del día habrían interceptado al menos tres botes con inmigrantes a bordo.

Por su parte, Salvamento Marítimo informó del rescate de un bote con diez hombres subsaharianos a bordo. 

Mientras en la península las autoridades gestionan la acogida de los inmigrantes, entre ellos un bebé que llegó sin sus padres, el Ministerio de Interior español ordenó enviar unos 500 agentes de refuerzo tanto a las fronteras de Ceuta y Melilla como al puerto de Algeciras.