Tras la misa inaugural del pontificado en la Plaza San Pedro del Vaticano, el papa Francisco volvió a entrar a la basílica de San Pedro para saludar a las más de cien delegaciones de todo el mundo que llegaron a Roma para este evento.

La primera en pasar fue la presidenta Cristina Kirchner, quien se mostró visiblemente emocionada al saludar al ex obispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio.

Después de Cristina Kirchner, fue el turno del presidente italiano, Giorgio Napolitano, que estaba acompañado por su esposa, a quienes le siguió el primer ministro saliente, Mario Monti.

Miembros de la realeza, como el príncipe de Mónaco y el rey de Bélgica, también saludaron al nuevo Papa, además de líderes de los cinco continentes.

La mayoría de los líderes latinoamericanos dieron el presente en la asunción, entre ellos, el presidente chileno, Sebastián Piñera; la mandataria brasileña, Dilma Rousseff; el ecuatoriano, Rafael Correa; el hondureño, Porfirio Lobo; el mexicano, Enrique Peña Nieto; y el paraguayo, Federico Franco.

Francisco saluda a las delegaciones de pie delante del sillón colocado en el altar central con el hábito talar blanco, y sin la capa bordada de armiño usada en similares ocasiones por los pontífices precedentes.