Cuba y EE.UU. reabren la agenda del deshielo
Se reúnen para acercar posturas sobre derechos humanos y avanzar en la reapertura de embajadas.
Luego del primer contacto mantenido hace poco más de un mes en La Habana, Estados Unidos y Cuba tratarán de acercar hoy en Washington sus posiciones sobre derechos humanos en la segunda ronda de las negociaciones para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
Las negociaciones se producen después de que a mediados de diciembre Barack Obama y Raúl Castro anunciaran un histórico acuerdo para iniciar el deshielo en sus relaciones.
Al régimen de Castro le preocupa sobre todo su inclusión en la lista de países terroristas, mientras que Washington desea que la isla abandone su estrategia de acoso a la disidencia interna. Esas diferencias suponen los principales escollos para que ambos países avancen en la reapertura de embajadas.
Cuba ya dejó claro antes de que empiece la segunda ronda de conversaciones que el restablecimiento total de las relaciones está estrechamente ligado a la retirada de la isla de la "lista negra" de Estados Unidos sobre países "patrocinadores del terrorismo".
"Esperamos recibir respuestas", dijo desde La Habana Gustavo Machín, subdirector general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. "Es esencial la exclusión de Cuba de la lista de países que, según el Departamento de Estado norteamericano, son patrocinadores del terrorismo internacional", agregó.
Machín, que actuó como vocero de la representación negociadora cubana encabezada por Josefina Vidal, responsable de asuntos sobre Estados Unidos de la cancillería, agregó que otra de sus principales demandas es "la solución a la situación bancaria que enfrenta la misión diplomática cubana en Washington desde hace más de un año".
Pese a las diferencias, la segunda ronda de negociaciones tras la celebrada en La Habana a finales de enero se celebrará con la idea de acercar posiciones sobre el primer fruto estratégico del "deshielo": las reaperturas de las embajadas cerradas desde 1961.
Un vocero del Departamento de Estado expuso ayer en una teleconferencia el deseo de su gobierno de que la ronda de conversaciones se "enfoque por completo en la restauración de las relaciones diplomáticas".
El vocero, que no divulgó ni su nombre ni su cargo, insistió en que ambos gobiernos "están interesados en ese restablecimiento lo antes posible", aunque no concretó fecha alguna. "Nuestro gobierno estaría feliz si ello ocurre antes de la Cumbre de las Américas", que se celebrará en abril en Panamá, y a la que fue invitada Cuba por primera vez en más de medio siglo.
Para el vocero estadounidense, la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo es un "asunto separado" de las negociaciones para la apertura de las embajadas.
No obstante, admitió que la administración de Obama avanza hacia una revisión de esa inclusión y que "estará lista muy pronto".
"Esa decisión no se prolongará durante muchos meses", agregó.
La decisión de sacar a un país de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo es una prerrogativa de la Casa Blanca. La medida entraría en vigor 45 días después de que la administración de Obama, en este caso, comunicase su decisión al Congreso.
Las sanciones contempladas por el Departamento de Estado no tuvieron en realidad mayores consecuencias directas para la isla desde 1982, ya que Cuba está desde comienzos de los años 60 sometida a un duro embargo económico y comercial por parte de Estados Unidos.
La retirada de Cuba de la "lista negra", sin embargo, sí tendría repercusiones para la imagen de la isla comunista en el extranjero, en momentos en que el país busca atraer más inversiones para su alicaída economía.
La administración de Ronald Reagan situó a Cuba en 1982 en la lista en la que están actualmente además Irán, Sudán y Siria. Y aunque la isla tiene un largo historial de apoyo a movimientos insurgentes en América latina y África en décadas pasadas, el castrismo se distanció en la práctica desde hace tiempo de la lucha armada.
La situación de los derechos humanos en Cuba se antoja más complicada y supone la principal traba para la normalización total de las relaciones desde la perspectiva norteamericana.
Esta misma semana, Washington mostró su preocupación por los últimos arrestos registrados en la isla, que no fueron admitidos oficialmente por el régimen cubano. Esas detenciones suponen "un témpano más en el mar de turbulencias", señalaron fuentes norteamericanas.
Cuba mantiene su reserva sobre el tema de los derechos humanos. "Nuestra delegación lleva propuestas para la concreción de un diálogo bilateral en un plano de igualdad y respeto mutuo", se limitó a decir Machín.