El alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos, fue asesinado el domingo, solo seis días después de asumir el cargo. Según información difundida por medios locales, el alcalde fue decapitado. El asesinato de Arcos ocurrió pocos días después de la muerte de su secretario de ayuntamiento, Francisco Tapia.

Previo a su fallecimiento, Alejandro Arcos había compartido en sus redes sociales imágenes de su visita a comunidades afectadas por un reciente huracán. Su familia, a través de un mensaje en Facebook, rindió homenaje a su compromiso con la paz y el bienestar de la comunidad.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), al cual pertenecía Arcos, condenó el acto violento, calificándolo de "cobarde" y solicitando justicia. En su declaración en la red social X, el partido expresó: "¡Basta ya de violencia e impunidad! Las y los guerrerenses no merecen vivir con miedo".

La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, también condenó el asesinato, señalando que su pérdida afecta a toda la sociedad guerrerense y genera indignación. Por su parte, Alejandro Moreno, presidente del PRI, recordó la reciente muerte de Tapia y destacó que ambos funcionarios, jóvenes y honestos, habían asumido sus cargos con la intención de generar progreso para su comunidad.

Guerrero es uno de los estados más empobrecidos de México y enfrenta una grave problemática de violencia relacionada con los cárteles de drogas, que se benefician de su ubicación estratégica en la costa del Pacífico. En el año anterior, se registraron en este estado un total de 1.890 asesinatos, en el contexto de un aumento de la criminalidad que afecta incluso a destinos turísticos, como Acapulco.