El Papa habló este viernes a la tarde en la Universidad Católica de Lovaina, que cumple 600 años de existencia y es una de las principales razones de su visita a Bélgica. Desde allí agradeció al cuerpo académico por haberse convertido “en un espacio de acogida para muchos refugiados que se han visto obligados a huir de sus tierras, en medio de incontables peligros, enormes dificultades y sufrimientos a veces atroces”.

Francisco habló en la sede de la Universidad Católica en lengua flamenca-neerlandesa, ubicada en Lovaina, mientras que el sábado tiene previsto acudir a la Universidad Católica de Lovaina en lengua francesa, que ha trasladado su sede a Louvain-la-Neuve, y celebrará un encuentro con los estudiantes.

Ante un amplio auditorio, en el segundo día de su visita a Bélgica, el Papa lamentó que algunos solicitan que las fronteras se refuercen, "mientras que ustedes, en cuanto comunidad universitaria, han ensanchado sus propios confines, han abierto los brazos para acoger a estas personas marcadas por el dolor, para ayudarlos a estudiar”.

“Esto es lo que necesitamos: una cultura que ensanche las fronteras, que no sea sectaria ni se ponga por encima de los demás, sino que, por el contrario, se meta en la masa del mundo, aportándole la levadura buena, que contribuye al bien de la humanidad de la humanidad”, añadió el sumo pontífice católico.

El pontífice argentino dedicó una parte de su discurso a reflexionar sobre la existencia de “un racionalismo sin alma en el que hoy corremos el riesgo de caer nuevamente, condicionados la cultura tecnocrática”.Jorge Bergoglio también llamó a “ensanchar las fronteras el conocimiento. No se trata de aumentar las nociones o las teorías, sino de hacer de la formación académica y cultural un espacio vital que abraza la vida y la interpela”.

“Conserven encendida la llama de este fuego ensanchen las fronteras”, concluyó el Papa. “Sean inquietos buscadores y no apaguen nunca la pasión. Sean protagonistas en la generación de una cultura de la inclusión”.