Estados Unidos anunció el envió de fuerzas especiales contra Yihadistas
Barack Obama, declaró este jueves que si fuese necesario estaba dispuesto a emprender acciones militares contra un "objetivo militar concreto" en Irak.
El presidente estadounidense, Barack Obama, declaró este jueves que si fuese necesario estaba dispuesto a emprender acciones militares contra un "objetivo militar concreto" en Irak para detener el avance de los combatientes radicales sunitas, que se acercan a Bagdad, que está en máxima alerta.
Obama señaló que Washington, que ya incrementó su capacidad de inteligencia en el país, estaba preparado para enviar 300 asesores militares para analizar cómo entrenar y equipar a las fuerzas iraquíes.
Los equipos militares estadounidenses podrían organizar centros operativos en Bagdad y cerca de Mosul, la ciudad del norte de Irak en poder de los extremistas rebeldes desde el fin de semana último, sugirió el presidente.
"Avanzando nos prepararemos para emprender acciones militares contra un objetivo militar concreto si y cuando la situación en el terreno lo requiera", dijo Obama en la Casa Blanca tras reunirse con su equipo de seguridad nacional.
El mandatario opinó que era una buena inversión para Washington intervenir en Irak si ello evitaba que los combatientes del
movimiento Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) establecieran bases que eventualmente amenazaran a Occidente.
Sin embargo, insistió repetidamente en que tropas estadounidenses no volverían a combatir en Irak dos años y medio
después del retiro militar de ese país.
"Estamos preparados para enviar a un pequeño número adicional de asesores militares norteamericanos, hasta 300, para entrenar, asesorar y apoyar a las fuerzas de seguridad iraquíes", explicó Obama.
El mandatario volvió a advertir que sólo un liderazgo no sectario podía rescatar a Irak de la actual situación, una reprimienda implícita al actual primer ministro chiíta, Nuri al-Maliki.
En una conversación por teléfono, el vicepresidente Joe Biden pidió al primer ministro Maliki que "gobierne incluyendo a todas
las comunidades" y expresó la "solidaridad" de Estados Unidos en la lucha contra el EIIL.
Finalmente, anunció que el próximo fin de semana enviará al secretario de Estado, John Kerry, a Europa y Medio Oriente para
realizar consultas con los aliados de Estados Unidos acerca de cómo abordar la crisis iraquí.
Este jueves, al-Maliki movilizó a los reservistas para reforzar la ofensiva contra los insurgentes sunitas.
En el terreno, el ejército afirmó haber tomado el control total de la principal refinería del país en Baiji (200 km al norte de Bagdad) después de 24 horas de combates contra los asaltantes, que querían apoderarse de ella, según responsables y testigos.
Según el portavoz del primer ministro para cuestiones de seguridad, el general Qasem Atta, la refinería estaba el jueves bajo el control de las fuerzas del gobierno.
El primer ministro Nuri al Maliki movilizó el jueves a los reservistas para reforzar la ofensiva contra los insurgentes sunitas que han tomado partes importantes del territorio.
"Oficiales hasta el grado de generales de brigada han sido trasladados a unidades correspondientes a su especialización",
indicó el primer ministro en un comunicado leído en la televisión nacional.
El gobierno de Bagdad había pedido oficialmente a Estados Unidos ataques aéreos para detener la ofensiva fulgurante que están llevando a cabo desde el 9 de junio los insurgentes sunitas, liderados por el grupo yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL).
En sólo diez días han tomado vastas zonas del norte y el centro del país.
La monarquía sunita de Arabia Saudí acusó a Maliki de haber llevado a Irak a la guerra excluyendo a los sunitas del poder y
pidió un gobierno de unión nacional.
India y Turquía también están implicados en la crisis tras el secuestro el miércoles en Mosul de 40 ciudadanos indios que
trabajaban en un estadio y de 80 turcos, secuestrados en la misma ciudad por los yihadistas la semana pasada.
Este jueves los países de la Conferencia de Cooperación Islámica (OCI), una organización de 57 países que representan
1.500 millones de musulmanes, recordó su voluntad de "luchar contra las políticas sectarias y de exclusión".