A través de un decreto, el gobierno de Nicolás Sarkozy prohibió la utilización de numerosos tratamientos no quirúrgicos utilizados para la remoción del exceso de grasa acumulada.

La medida se tomó luego de la recomendación vertida por la Alta Autoridad de la Salud (HAS) tras un informe del Ministerio de Sanidad francés que consigna que estas técnicas, sean o no invasivas, pueden representar un “peligro grave para la salud humana”.

El estudio se basa en 23 denuncias recibidas por esta cartera que aseguran que pacientes sufrieron complicaciones graves tras someterse a terapias de ultrasonido. En diez de ellas, además, fue necesaria una cirugía para solucionar la complicación.