El gobierno de Siria envió más soldados y tanques a Dera'a, la ciudad donde comenzaron las protestas que sacuden al país, y disparos y explosiones esporádicas se oyeron en el lugar en el tercer día de represión de opositores. Se estima que más de cuatrocientos civiles han sido asesinado en el marco de la represión contra la ira popular.

Incluso en medio de una escalada de la represión del gobierno, un conjunto de dirigentes opositores afirmó que su "gran revolución popular" terminará por derrocar el "régimen" a menos que el presidente Bashar Al Assad cambie su postura y acepte abrir un proceso de transición hacia una verdadera democracia.

En la mayor acción represiva hasta el momento, tanto por su escala como por su poder de fuego, miles de soldados sirios apoyados por tanques ingresaron el lunes en la sureña ciudad de Dera'a, donde comenzaron las protestas de ya más de un mes contra Assad, y mataron ese día al menos a 11 personas. Además, unas 500 personas fueron detenidas esta semana por fuerzas de seguridad en un barrio de Damasco y una localidad costera del norte del país, Jableh, denunciaron ayer grupos de derechos humanos sirios.