China y Rusia firmaron una declaración de "asociación estratégica" que implica más de una docena de acuerdos en cuestiones como desarrollo nuclear, energía y lucha contra el terrorismo, en el marco de una histórica visita del presidente ruso, Dimitri Medvedev, a Beijing.

"China y Rusia preservarán la paz y la estabilidad internacionales y promoverán la recuperación global, la salud y el desarrollo estable de la economía mundial", afirmó el presidente chino, Hu Jintao, en una conferencia de prensa conjunta a Medvedev.

Ambos líderes rubricaron más de una docena de acuerdos para ampliar la cooperación energética, bancaria, sobre desarrollo nuclear y en la lucha contra el "terrorismo, el separatismo y el extremismo".

El intercambio comercial entre China y Rusia alcanzó en 2008 la cifra de casi 60.000 millones de dólares, y se prevé que este año se registre un volumen similar, tras la caída registrada el año pasado como consecuencia de la crisis mundial.

China y Rusia ocupan el 2do y 8vo puesto en cuanto a Producto Bruto Interno, respectivamente; el 4to y 1ro en superficie y representan una población de casi 1.500 millones de personas en total, según datos del Banco Mundial.

En el marco de los acuerdos alcanzados, Rusia iniciará el próximo año la construcción de dos nuevos reactores para la central nuclear de Tianwan, en la provincia de Jiangsu.

La compañía nuclear rusa Rosatom también está interesada en participar en la construcción de una planta de enriquecimiento de uranio en China y en el desarrollo de un reactor reproductor rápido en las cercanías de Beijing.

Hu y Medvedev también ratificaron la finalización de un primer oleoducto entre los dos países, por el que Rusia se comprometió a suministrar a partir del próximo 1 de enero a China, a través de un ramal del ducto Siberia Oriental-Pacífico, 15 millones de toneladas de petróleo al año, volumen que podría hasta duplicarse.

Hasta ahora, Rusia enviaba por ferrocarril a China nueve millones de toneladas de crudo al año.

Rusia pretende reducir su dependencia del mercado europeo y abrir nuevos mercados en China, mientra que Beijing enmarca el acuerdo dentro de su estrategia de asegurar su abastecimiento energético y abrir nuevas vías de suministro para su economía.