En Japón, la central nuclear de Fukushima resistió a una nueva explosión.

La Agencia de Seguridad Nuclear local confirmó que el reactor 3, que había rebasado el límite de radiación legal, sobrevivió a la explosión de hidrógeno.

El Gobierno calificó a la situación de “alarmante” e informó que se apagó el sistema de refrigeración de otro reactor, pero aclaró que hay “escasas posibilidades” de fuga radioactiva.

En tanto, los niveles de radiactividad en la planta nuclear de Onagawa volvieron a la normalidad después del estado de emergencia.

En Fukushima, unos ciento ochenta mil residentes fueron desplazados de sus hogares en un perímetro de seguridad de veinte kilómetros, y al menos treinta y siete personas se vieron expuestas a la radiactividad.

Todas las plantas nucleares en las zonas afectadas por el terremoto de casi 9 grados de magnitud en la escala Richter y el posterior tsunami están paradas desde el viernes.

Un nuevo terremoto de 6,3 grados de magnitud hizo temblar con fuerza la zona nororiental de Japón.

Fue la más reciente de las doscientas ochenta réplicas del sismo del viernes, y se esperan otras de mayor intensidad.

Las autoridades levantaron el alerta de tsunami y hallaron dos mil cuerpos flotando en la costa de Miyagi, la provincia más afectada por el sismo y el tsunami.

El Gobierno japonés reconoce más de cinco mil muertos y diez mil desaparecidos, pero las agencias de noticias niponas hablan de diez mil muertos y cien mil desaparecidos.

En tanto, crece la preocupación por la falta de alimentos en las zonas más afectadas.

Las perdidas económicas superan los cien mil millones de dólares, según las cifras iniciales.

La Bolsa de Tokio se desplomó este lunes más del 6 por ciento, aunque el Banco Central de Japón intervino con operaciones por más de ciento ochenta y tres mil millones de dólares.

Los precios del petróleo bajan, ante la preocupación de que se desacelere notablemente el crecimiento de la tercera economía del mundo.