No hay buenos y malos, no es una película de superhéroes ni una serie de detectives. Es una confrontación de intereses entre poderosos que se cobra vidas en territorio de los débiles, como ocurrió a lo largo de toda la historia.

Y hay poderosos mas atrevidos y poderosos mas tibios, por épocas, se rotan y unos van quedando alternadamente de un lado u otro. En este caso a Vladimir Putin le tocó ser el fuerte, ya Joe Biden el timorato.