Los mineros chilenos acordaron no hablar de la convivencia durante su encierro en la mina San José de Copiapó.

Hicieron un pacto de silencio para resguardar detalles de sus jornadas setecientos metros bajo tierra.

Treinta y uno de los treinta y tres ya recibieron el alta y pasaron su primera noche junto a sus familias.

Los medios intentan entrevistas exclusivas, aunque sólo logran que se les contesten generalidades.

Los trabajadores arreglaron que todo lo que recauden irá a un fondo común que se repartirá en partes iguales.

Para eso, ya habrían contratado a un contador y planean crear una fundación.

Algunos tienen secuelas psicológicas y todos serán tratados por profesionales.

Las autoridades pusieron seguridad en sus casas para evitar que sean molestados.

En unos días, muchos se alejarán de Copiapó y harán viajes a diferentes lugares del mundo.