Milicias kurdas frenaron el avance del Estado Islámico en la sitiada Kobani
Apoyadas por una nueva tanda de bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos, lograron detener el avance de combatientes en la ciudad siria.
Las milicias, conocidas como las Unidades de Protección del Pueblo kurdo, tomaron dos puntos estratégicos del barrio de Kani Arabane, en el este de la sitiada ciudad, después de varias horas de combates con los radicales del EI, según informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización pro opositora con base en Londres, que monitorea la sangrienta guerra civil en ese país.
El observatorio destacó, sin embargo, que el grupo armado islamista aún controla alrededor de la mitad de la ciudad siria, que en las últimas semanas se convirtió en un símbolo de la resistencia kurda frente al EI y de las limitaciones de la ofensiva militar encabezada por Washington para "degradar y destruir" a la milicia extremista en Irak y Siria.
Paralelamente, el Comando Central estadounidense (Centcom) anunció que entre ayer y hoy sus aviones lanzaron otros 18 ataques aéreos contra el EI en la región de Kobani, específicamente contra 16 edificios que estaban ocupados por la milicia extremista.
Ayer, tras salir de una reunión con jefes militares de 20 países aliados, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se había mostrado "profundamente preocupado" por la amenaza del EI en Kobani y había advertido que la lucha contra los yihadistas será una campaña "a largo plazo", que incluirá "avances y retrocesos".
Hoy, más de dos meses después del comienzo de los ataques aéreos contra el EI, Estados Unidos anunció que la campaña se denominará oficialmente ´Determinación Inherente´.
El nombre "Determinación Inherente" busca reflejar la determinación inquebrantable y el profundo compromiso de Estados Unidos y las naciones aliadas en la región y alrededor del globo de eliminar al grupo terrorista EI y la amenaza que representa para Irak, la región y la comunidad internacional", dijo el Comando Central estadounidense, que tiene a su cargo la campaña, en un comunicado.
Una de las preocupaciones que Washington ha expresado en reiteradas ocasiones es cuál será el rol de Turquía en esta ofensiva.
Pese a ser miembro de la OTAN y un aliado de la Casa Blanca en la región, Ankara no sólo no se sumó a los bombardeos de Estados Unidos contra el EI en Siria e Irak -como si lo hicieron las principales monarquías del Golfo Pérsico y potencias europeas como Francia y Reino Unido-, sino que continúa bloqueando los intentos de miles de kurdos turcos para cruzar la frontera y sumarse a la batalla en Kobani.
Turquía tiene una problemática relación con los militantes kurdos nacionalistas, especialmente con el proscripto Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un aliado de las milicias kurdas que pelean en Kobani, con el que mantuvo un conflicto armado durante tres décadas que dejó más de 40.000 muertos dentro del territorio turco.
Hasta ahora, Ankara se mostró dispuesto a participar de la ofensiva multilateral contra el EI, pero reclama sin éxito que la coalición internacional liderada por Washington imponga una zona de exclusión aérea en el norte de Siria, fronterizo con su país, y amplíe el objetivo de la campaña militar a debilitar y derrocar al gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad.
Por el momento, sólo Francia apoyó la opción de una zona de exclusión aérea, una táctica que ya utilizó en Libia para derrocar a Muamar Kaddafi, en 2011.
Desde Damasco, el gobierno de Al Assad rechazó hoy "categóricamente" la posibilidad de una zona de exclusión aérea en el norte de su territorio por considerarlo "una violación total" a su soberanía, según un comunicado de la Cancillería difundido por la agencia de noticias oficial Sana.
El gobierno de Al Assad, que no rechazó, ni verbal ni militarmente, los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos contra el EI en el norte del país, sí acusó a Turquía de haberse convertido "en una gran base del terrorismo".
La nota diplomática sostuvo que Ankara proporcionó armas, refugio, fondos y entrenamiento a los grupos insurgentes sirios, que desde hace más de tres años intentan derrocar al gobierno de Al Assad en un conflicto que ya dejó más de 190.000 muertos y a cerca de la mitad de la población desplazada o refugiada en países vecinos, según la ONU.