"Tengo el deber de afirmar que haré todo lo que esté a mi alcance para castigar todos los abusos y los excesos", afirmó Dilma Rousseff en una ceremonia pública en la que asumió el nuevo Procurador General de la República, Roberto Gurgel.

"Brasil es un país de personas de bien, honestas, que viven del esfuerzo de su trabajo y que abominan la ilegalidad", aseguró la jefa de Estado, quien también consideró como un "deber" el combate a la impunidad que ampara a muchos de los acusados de corrupción.

La mandataria atraviesa el momento político más delicado desde que asumió al frente de la presidencia de Brasil, el último 1º de enero. Durante su mandato debió separar de sus cargos a tres ministros y a un viceministro. Todos vinculados con casos de corrupción.