Un análisis reciente de dientes fósiles pertenecientes a los primeros Homo, encontrados en el yacimiento de Dmanisi en Georgia, pone de manifiesto un aspecto crucial de la evolución humana: la infancia prolongada. Este descubrimiento es notable, ya que se observa que, a pesar de contar con un cerebro relativamente pequeño y una edad adulta comparable a la de los grandes simios, estos homínidos presentaban un desarrollo infantil más extenso.