En la capital de Yemen, una batalla campal con cortes a barrios enteros del servicio eléctrico y de agua corriente, bombardeos militares y combates nocturnos entre soldados y opositores dejaron como saldo al menos cuarenta y un muertos.

La rebelión popular, que lleva casi cuatro meses, ha sido reprimida brutalmente por Saleh y desde la semana pasada fue agravada por un levantamiento de la mayor confederación tribal y por la defección de militares de alto rango pasados a la oposición.

En este contexto, milicianos islamistas, al parecer vinculados a Al Qaeda, conquistaron la semana pasada una ciudad sureña que el Ejército intenta recuperar con una ofensiva en curso, en un hecho que profundizó la sensación de caos.