Rio 2016
Quedan poco más de cuatro años para el inicio de los Juegos Olímpicos de 2016 y Río de Janeiro ya presenta un paisaje de zanjas, grúas, excavadoras y polvareda para recibir el testigo de la antorcha olímpica de Londres.
Las obras para la ejecución de proyectos de infraestructura, como la ampliación del metro y la construcción de nuevos carriles de autobús, túneles, viaductos y carreteras constituye la muestra palpable de la proximidad de la cita olímpica brasileña.
Los organizadores de los Juegos Olímpicos brasileños no temen el calendario. Ya han comenzado las obras de mayor calado, en especial la construcción de cuatro corredores exclusivos para autobuses articulados de gran capacidad, que sumarán 117 kilómetros de extensión y surcarán esta ciudad de seis millones de habitantes de punta a punta.
El principal proyecto es el corredor llamado Transcarioca, que va a unir el Parque Olímpico, el Estadio Olímpico y el aeropuerto internacional, con un costo cercano a los 1.000 millones de dólares.
La ejecución de estas obras, que están a cargo del Ayuntamiento de Río, es lo que menos preocupa al presidente de la organización de Río 2016 y del Comité Olímpico Brasileño (COB), Carlos Arthur Nuzman, quien asegura que llevan el calendario "al día".
La mayoría de las instalaciones deportivas, en cambio, todavía no ha salido de papel. Pero Nuzman está tranquilo ya que, explica, casi la mitad ya existe y no va a necesitar grandes reformas.
Entre los recintos existentes se encuentra la Arena Olímpica, que se dedicará a la gimnasia; el Estadio Olímpico, exclusivamente para el atletismo; o las instalaciones de un centro de convenciones que acogerá las pruebas de boxeo, tenis de mesa, halterofilia o bádminton.
"La planificación es absolutamente cómoda, de acuerdo con lo que pretendemos y con lo que el Comité Olímpico Internacional espera. Está todo dentro del cronograma", asevera Nuzman en una entrevista con Efe.
El dirigente deportivo explica que "están finalizando" varios proyectos de instalaciones deportivas cuyas obras comenzarán este año. En especial, el Parque Olímpico, recinto donde se desarrollará la mayoría de las pruebas deportivas y cuya licitación fue parada el pasado enero por decisión judicial.
Según los planes del Comité Olímpico Brasileño (COB), una vez que se superen las trabas judiciales se podrá lanzar la licitación y comenzar enseguida las obras de los pabellones y gimnasios que van a recibir deportes como natación, tenis, baloncesto y ciclismo.
Las obras de la Villa Olímpica, un complejo de 48 edificios para alojar a los deportistas y con 17.700 camas, fueron inauguradas en diciembre de 2010 por el presidente del COI, Jacques Rogge. La constructora ha comenzado la preparación del terreno, 45 hectáreas, y prevé empezar a erguir los edificios en julio de 2012.
Las obras que avanzan a gran velocidad son las del estadio de fútbol Maracaná, que deben estar terminadas a finales de 2012, a tiempo para la Copa de las Confederaciones de 2013 y el Mundial de fútbol de 2014.
Cerca de 3.600 obreros trabajan actualmente en la remodelación del coliseo, del que a comienzos de este año solo quedaba en pie la estructura externa y la fachada, que se ha mantenido porque es considerada un patrimonio nacional de Brasil.
En medio de montañas de tierra, excavadoras y grúas, ya se ha están instalando los graderíos que recibirán a los espectadores de las ceremonias de apertura y clausura de los Olímpicos y la esperada final del fútbol.
También se ha concluido la reforma del sambódromo, la avenida flanqueada por gradas usada en el carnaval de Río, que recibirá la meta del maratón y las pruebas de tiro con arco.
El conjunto de obras para transformar a Río en una ciudad olímpica suma 13.920 millones de dólares de inversiones, aunque los organizadores de los Juegos explicaron a Efe que este año se va a revisar esa cifra, que corresponde al presupuesto presentado al Comité Olímpico Internacional durante el proceso de candidatura.
Como sucedió en 1992 en Barcelona, edición que el presidente del COB considera un ejemplo a seguir, uno de los mayores legados para Río será la transformación de la región del puerto, una zona céntrica pero muy deteriorada por ser una zona de inseguridad ciudadana.
Los muelles de Río no van a recibir ninguna prueba deportiva, pero sí serán la puerta de entrada de cruceros de turistas y el Ayuntamiento ha querido aprovechar la oportunidad para convertirlo en una zona vibrante y moderna con restaurantes, discotecas y zonas de ocio, al estilo de la zona portuaria de Barcelona.
Por Manuel Pérez Bella