El centro clandestino de detención “Automotores Orletti” funcionó en 1976 en un taller mecánico, en el barrio de Floresta. Estaba bajo el mando del entonces jefe de la CIDE, Otto Paladino, en coordinación con el Ejército y miembros de las Fuerzas Armadas Uruguayas. Allí más de 300 personas fueron secuestradas ilegalmente.

Este jueves se conoció la sentencia a cuatro ex represores en el marco de esta causa, entre ellos el ex agente de Inteligencia Raúl Guglieminetti.

“Una vez terminada la dictadura aparece como custodia presidencial del entonces mandatario Raúl Alfonsín, algo que en su época causó un gran escándalo”, recordó el periodista, editor de policiales de Miradas al Sur, Ricardo Ragendorfer.

“Él, al igual que muchos otros represores buscaron sus butacas en democracia pese a que ya había concluido la época dorada de ellos durante la dictadura militar”, señaló en La Vuelta.

Guglieminetti, que ya había sido condenado en el juicio por el circuito Atlético-Banco Olimpo, recibió la pena de 20 años de prisión por el delito de privación ilegal de la libertad agravada en 25 casos, y 21 casos de aplicación de tormentos.

En tanto, el ex general Eduardo Cabanillas, jefe del centro clandestino, fue condenado a prisión perpetua al considerarlo “partícipe necesario en el delito de homicidio calificado en 5 oportunidades” y “privación ilegítima de la libertad y tormentos” en 29 oportunidades.

A su vez, el tribunal Oral Federal 1 impuso penas de 25 años de prisión a los ex agentes Honorio Carlos Martínez Ruiz y Eduardo Ruffo por delitos de “privación ilegítima de la libertad y tormentos” en decenas de oportunidades.

El fallo de la justicia fue celebrado también en Uruguay, donde familiares de víctimas que pasaron por ese centro clandestino de detención lo vieron a través de una pantalla gigante en la residencia del embajador argentino Dante Dovena.