Investigan por qué raptaron a Kiara Romero
Tras el hallazgo de la beba en Córdoba, las dudas se concentran en el presunto secuestrador, un joven tucumano de 26 años
Todas las miradas quedaron puestas en Exequiel Marcelo Lemos, alias "el Tucumano". Las dudas se concentran en las razones que llevaron al hombre de 26 años arrestado por el caso de Kiara Romero a llevarse a la niña de un año y medio encontrada en Deán Funes.
Lemos se hizo cargo de Kiara cuando la madre, de 15 años, la dejó al cuidado de Carla Berlingeri, de 27, que aprovechó la confianza de la joven y, con dos limpiavidrios cómplices, le entregó la niña al tucumano.
Según el relato de la dueña de la casa donde apareció Kiara, Lemos se hospedó ahí de manera casual, ya que uno de los integrantes de la familia había encontrado a Lemos a la vera de la ruta 60 haciendo dedo y lo llevó a la casa porque le dio lástima la niña con la que estaba.
"Fue el sábado, cuando mi hijo venía de la casa de mi hermano, del otro lado de la ruta, y vio al Tucumano con la nena. Había mucho viento, el tiempo estaba feo, por lo que lo invitó a que se alojara en nuestra casa, porque ya lo conocía", dijo Carlos Moyano, el jefe de la familia.
Lemos les explicó que la nena era hija suya y que se la llevaba a Tucumán a ver a su abuela porque la madre de la menor estaba presa. Dijo que había llegado haciendo dedo a camioneros y automovilistas. Lo que todavía no se sabe es el móvil que llevó a Lemos a hacer eso.
Según Ana María, la dueña de la casa, Kiara estaba con dolor de garganta y fiebre, por lo cual le sugirió a Lemos que la llevara hasta un dispensario, cosa que no hizo. La beba estaba sucia y con mucha hambre. Por eso, ella le suministró un medicamento y sus hijas la bañaron, le pusieron ropa de una nieta y la alimentaron.
También dijo que la niña se negaba a dormir con su presunto padre, por lo que ella la llevó a su cama y a la de su nuera. "Para nosotros, que somos 14 de familia, era como una hija más", expresó, emocionada.
Allí la nena descansó las noches que estuvo en la casa hasta ayer a la mañana, cuando se descubrió el engaño y el drama subyacente.