Resolvieron que es admisible un juicio a dos fiscales y un juez que investigaron la desaparición
La resolución del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios bonaerense involucra a las fiscales Roxana Castelli y Celia Cejas y al juez Gustavo Blanco, de La Matanza.
El Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios bonaerense resolvió que es admisible la apertura del juicio político a las dos fiscales y al juez de Garantías que investigaron la desaparición de Luciano Arruga, hallado enterrado como NN en el cementerio de Chacarita en octubre pasado tras ser buscado durante casi seis años.
En un comunicado de prensa, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) informó que esta resolución alcanzó a los fiscales Roxana Castelli y Celia Cejas, y al juez Gustavo Banco, del Departamento Judicial La Matanza, quienes fueron acusados de haber entorpecido la pesquisa. "A partir de ahora se iniciará el sumario para formalizar la acusación y decidir sobre la actuación de los funcionarios judiciales bonaerenses", indicó el comunicado.
El Jurado de Enjuiciamiento se reunió en la ciudad de La Plata luego de haber unificado en un solo expediente las denuncias del CELS y de la familia Arruga. Arruga tenía 16 años cuando el 31 de enero de 2009 fue visto por última vez y su familia denunció su desaparición y la vinculó al accionar de policías bonaerenses ya que el 22 de septiembre de 2008 había estado detenido en el destacamento de la localidad de Lomas del Mirador donde su hermana, Vanesa Orieta, escuchó que fue torturado porque se negaba a robar para policías.
En un principio, la causa por la "averiguación de paradero" de Arruga fue tramitada por las fiscales de La Matanza pero, como no hubo avances, en febrero de 2013 pasó al fuero federal de Morón. El 17 de octubre último, el titular del CELS, Horacio Verbitsky, y la familia de la víctima informaron que el cuerpo de Luciano había sido encontrado en el cementerio porteño de la Chacarita. Según explicaron, el joven fue atropellado a las 3.21 del 1 de febrero de 2009 -tres horas después de ser visto por última vez-, en avenida General Paz y Emilio Castro, en el barrio porteño de Mataderos, cerca del destacamento policial investigado.
Luciano fue llevado por el SAME al Hospital Santojanni, ya que el conductor dio aviso a la policía y entre el horario del accidente y las ocho murió tras ser operado en el centro de salud. En la autopsia realizada por entonces, el médico legista José Patitó determinó que el chico tenía traumatismos en la cabeza, el brazo izquierdo, el torso y los tobillos y que la causa de su muerte era un accidente.