Otra vez ganó Cristina
Batakis fue una imposición de la vicepresidenta que colonizó el ministerio mas importante del gabinete.
El nombre de Silvina Batakis había circulado entre los posibles para ocupar el Palacio de Hacienda, desde la renuncia de Martín Gúzman. Pero nadie lo consideró, dado los nombres rimbombantes que se autopostularon en el proceso de selección.
Más allá de que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, anunció hoy que no habrá mas cambios en el gabinete, muchos dicen que todavía está pendiente la respuesta de Sergio Massa, que habría recibido la propuesta de reemplazar justamente a Manzur. Si no hay mas cambios, es porque nadie quiere agarrarle nada a Alberto Fernández.
La imposición del nombre de Batakis, fue el producto de la primera charla en meses entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, esa charla que se produjo por gestión de Estela Catlotto, porque Alberto estaba empecinado en no llamar a Cristina. Y allí se impuso el nombre.
El presidente, encerrado en Olivos con su limitadísimo grupo íntimo, limitado en número y especialmente, en capacidad de manibora política y también de gestión, buscaba salir de la crisis sin perder, y el único visitante que entraba y salía, era Massa. Pero el hombre de Tigre, no conseguía convencer al presidente que llamase a su vice.
En la charla, Fernández comprendió que su soledad podía ser el desmoronamiento completo de su gobierno, y cedió a efectos de mantenerse. Hay quienes dicen, que habrá una charla personal con Cristina en esta semana, de donde surgirán decisiones importantes.
Batakis, manejó hasta hoy, la poderosa Secretaría de Provincias del Ministerio del Interior, que conduce el kirchnerista Eduardo "Wado" De Pedro. De esa Secretaría, salen los estratégicos ATN (Adelantos del Tesoro Nacional), con los cuales el gobierno central, satisface las recurrentes necesidades urgentes de las provincias para tapar baches financieros.
De Pedro, construyó una relación muy fluida con muchos de los gobernadores peronistas, y en buena parte, la administración de Batakis de esos fondos, fue muy apreciada por el kirchnerismo y especialmente por el ministro cercano a Cristina.
Pero en definitiva, la ex presidenta ganó otra vez. Y era previsible. Alberto no tiene herramientas para ganar un pulseada por el estilo: no tiene peso político, no tiene legitimidad social, no tiene grupo político que lo respalde y no tiene votos.