El 30 de diciembre, a menos de dos minutos de que haya arrancado el show, un fanático prendió una bengala y generó que una media sombra, la cual estaba prohibida al tratarse de una tela de plástico inflamable, comience a prenderse fuego de manera instantánea.

El horror se apoderó del lugar. Había más de 4.500 personas en un espacio habilitado para tan solo 1.031 debido a que estaba catalogado como local de baile clase C.

Pese a que el fuego se extinguió solo, el humo negro y denso se expandió por todo el boliche y miles de fanáticos, entre niños y adultos, trataban de escapar a la calle.

El miedo, la desesperación y los gritos eran cada vez más. Muchos de los que lograron salir volvieron a entrar para rescatar a sus amigos, familiares o tan solo ayudar. Un porcentaje de esas personas murieron.