El sexo de reconciliación es el más intenso: ¿solución o problema?
Según el filósofo Aaron Be-Ze'ev, los conflictos de pareja potencian la excitación sexual posterior para recuperar el vínculo, pero pueden convertirse en un hábito dañino.
Cuanto mayor discusión, ¿el sexo de reconciliación es más brutal? Según estudios científicos, parece que sí. El filósofo Aaron Be-Ze'ev, de la Universidad de Jaifa, en Israel, analizó con su equipo los enfados y quejas propios de una relación sana, que no afectan al estado psíquico o físico de la persona, y no de violencia psíquica o física que pueda asociarse a maltrato.
Para Be-Ze'ev, la cópula tras una discusión no es otra cosa que "un alto estado de agitación asociado a la pelea que hace fluya entre ambas personas una mayor excitación sexual". Algunos sexólogos corroboran esta idea y añaden que el enfado, la rabia o los celos podrían incrementar la intensidad de las relaciones sexuales. Esto se debe a una respuesta química del cerebro que se genera tras la discusión.
Por otra parte, a raíz de una pelea de pareja se forja un sentimiento de reconstrucción del vinculo emocional dañado por el desencuentro, así como las ganas de amar, tocar, besar o acariciar a la otra persona a la que pensábamos que habíamos perdido. También hay quienes consideran que tras una discusión queremos mostrar el lado más amable y cariñoso para compensar el mal rato.
El problema surge cuando se establece un hábito: que cada vez que se quiera practicar sexo brutal, una de las dos partes provoque una pelea. Esto puede ser una causa principal de ruptura entre las personas. Mito o realidad, lo que está claro es que el sexo no arregla los problemas. Puede que a corto plazo sirva para evitar las dificultades, pero a la larga tienden a salir de golpe todos los sentimientos negativos que un día desencadenaron una discusión.