Grassi, denunciado por desviar donaciones de la Fundación Felices los Niños a la cárcel dónde está
Una investigación periodística evidenció los operativos ordenados por el cura. El director de Hogares de la Fundación, Juan Casolati habló por Continental
Julio César Grassi, el cura condenado a prisión por abuso sexual de menores que cumple una condena de 15 años en la cárcel de Campana, fue denunciado por desviar las donaciones de alimentos de la Fundación Felices los Niños al penal donde se encuentra recluido.
Una investigación realizada por el programa Periodismo para Todos mostró las condiciones en las que el sacerdote vive en la cárcel y sus vínculos con el exterior, así como el estado de la Fundación Felices los Niños.
Anoche, a raíz de una denuncia realizada ante la Fiscalía número 8 de Morón, efectivos de la policía bonaerense allanaron la casa del sacerdote y la Fundación Felices los Niños en el partido de Hurlingham.
El informe de PPT destacó las comodidades a las que accede Grassi en el penal: una oficina con baño propio, tres celulares y un televisor LCD, entre otras. Y mostró los registros en video de las rutas y el ingreso de los alimentos al servicio penitenciario de Campana, dirigido por el prefecto mayor Raúl Garnica, que habría actuado en complicidad con el sacerdote al permitir la entrada de alimentos a la cárcel, además de permitir "comodidades" a Grassi en prisión.
El director de Hogares de la Fundación, Juan Manuel Casolati, expresó por Continental que Felices los Niños "tiene todas las cuentas embargadas", y destacó que Grassi "se las arregló para crear otra fundación llamada Padre Pío, para continuar recibiendo donaciones". "Es un sistema muy extraño de recaudación por cheques, además, tiene un sistema de telemercadeo para recibirlas", dijo.
Al predio de 65 hectáreas que ocupa la fundación las donaciones podían llegar en mal estado, o directamente no llegar: "Muchas de las donaciones llegan directamente a La Blanquita, la quinta en la que vivía Grassi y que aún sigue alquilando. Desde allí, que es el centro de operaciones, se desvían las donaciones a la cárcel de Campana", aseguró Casolati.
Y pidió que el Estado se haga presente en el edificio de la fundación: "Sólo pido que no permitan que ningún chico se vaya de la entidad. Tenemos que encontrarle la vuelta a un proyecto que es increíblemente hermoso, que se fue pudriendo por la inmoralidad", expresó.