La maniobra es escandalosa y muestra la extorsión de la que son víctimas, cada vez con más frecuencia, las personas de menores recursos, ante las necesidades acuciantes. La mayoría son analfabetos, viven de changas y tienen familias numerosas. De repente, un “líder social” del barrio se acerca a ellos con el “regalo” de 100 pesos a cambio de utilizar su nombre, apellido, domicilio y firma. Lo que esas personas no saben es que su identidad es empleada para cometer un delito.

Con sus datos personales, crearon sociedades fantasmas, que eran inscriptas y quedaban habilitadas para facturar. Así, pudieron lavar al menos 36 millones de pesos, según una investigación que encabezó la AFIP y que reproduce el diario Ámbito Financiero. Los autores de esta maniobra fraudulenta son una escribanía y un estudio contable de la zona sur del conurbano bonaerense.

De acuerdo al matutino, los indigentes contribuyeron ese monto, sin saberlo, a través de "facturas truchas" que compraban al menos 50 empresas de primera línea para descargar IVA y Ganancias. La causa confirmó, por el momento, la evasión de 36 millones de pesos pero el dinero total investigado supera los 150 millones.

La operación, donde ya se realizó un primer movimiento de 120 allanamientos el viernes 10 de mayo pasado (a los que sumarían no menos de 50 en los próximos días), apunta a desmantelar una red que reclutaba indigentes para crear sociedades fantasma que le permitan a empresas aumentar los costos internos para luego reducir el margen de ganancias y el monto del IVA a liquidar, además de incrementar el crédito fiscal.

La causa nació luego de que la AFIP detectara que una empresa que facturaba millones tenía como domicilio una villa de emergencia. Recurrió hasta la dirección y comprobaron que vivía uno de los indigentes que prestó el nombre para la formación de, en total, seis sociedades.

Para la creación de cada una de ellas, le pagaron100 pesos (600 en total) y, en conjunto, esas firmas facturaron por más de dos millones de pesos. El damnificado dio el nombre de la escribanía que realizó la operatoria.

Desde allí se llegó a ubicar a otros cinco indigentes que dieron su nombre, firma y domicilio para crear más sociedades que emitían las facturas que luego habrían comprado, según lo que investiga el juez, en principio unas 50 empresas involucradas.

El año pasado, a fines de nombre, tras una larga investigación y 20 allanamientos, la Justicia desbarató una organización que operaba desde una "cueva" situada en Puerto Madero, la zona más cara de la Ciudad. La estructura era comandada por un jubilado que engañaba a gente sin recursos del Gran Buenos Aires.