La exposición a la luz azul emitida por dispositivos electrónicos, como los smartphones, ha sido motivo de debate en relación con su impacto en el sueño. Un estudio muy influyente de hace una década sugería que esta luz puede alterar los ritmos circadianos y afectar la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo de sueño-vigilia. Sin embargo, investigaciones más recientes han arrojado dudas sobre la magnitud de este impacto.