"Cuanto más libres estemos las mujeres de esta moda de tener que ser eternamente jóvenes, mejor nos sentiremos"
El nido vacío, arrugas, pasión por la actuación, amistad, Meryl Streep y las experiencia de una obra de teatro muy exigente, en una conversación con Alejandra Canosa, en la platea del teatro Regio.
Cae la tarde en Buenos Aires. Desde la vereda de enfrente se percibe la curiosidad de quienes pasan por la puerta del Teatro Regio, sobre la avenida Córdoba, y se detienen a observar cada una de las fotos de la marquesina de la obra “Carnicera”. Ahí se la puede ver a ella, con actitud avasallante, pantalón y campera negra, pelo recogido y las manos cruzadas con guantes de látex manchados de sangre. Debajo de la foto se lee su nombre: Florencia Raggi.
Hace pocas semanas estrenó “Carnicera”, una comedia distópica sobre teorías conspirativas. El argumento habla de una presencia misteriosa que acompaña la soledad de Porcia (Karina K) en su rutina como trabajadora de un frigorífico industrial de carne. Esa presencia podría ser un terrorista peligroso que altera frenéticamente la carne, un fugitivo o simplemente un gato. La obra utiliza ese pretexto conspirativo para cuestionar el mundo de las creencias y certezas que sustentan nuestra vida. Creencias que generan bandos y que necesitan de un pueblo convencido al que se obliga a tomar partido, a convertirlo en daño colateral, o incluso, a hacerle partícipe del sacrificio que supone creer sólo en una versión sin fisura.
El elenco se completa con las actuaciones de Marcos Montes, Agustín Daulte (hijo del autor) y la voz en off de Héctor Díaz. La coach de idioma ruso es Ekaterina Balaneva, la música original de Sami Abadi, el diseño lumínico es de Matías Sendón y el vestuario es responsabilidad de Gabriella Gerdelics.
Alejandra Canosa llega al teatro y enseguida accede por una puerta lateral que conduce directamente al sector de utilería. Apenas recorre un tramo corto, se la ve venir a Florencia, quien saluda afectuosa “¿Cómo va? Te estaba esperando Canosa ¿Adónde querés que hagamos la nota? Acá no vamos a estar tan cómodas, vení por acá, seguime”, invita. Y ahí nomás, comienza una caminata por detrás del decorado, con mate y termo en la mano, con Raggi haciendo de guía. Finalmente, dos butacas de una fila cualquiera resultan el espacio ideal para comenzar la entrevista.
Mujer, madre, actriz, Raggi es una apasionada de la vida. Se la ve plena, bien plantada y el entusiasmo con el que arrancó la charla se repetirá hasta el final con la sonrisa dibujada.
-En la obra te metés en la piel de Tania, una bióloga científica muy inteligente que va en busca de la verdad y aparece para cumplir una misión y va en busca de un objetivo. Y un día recibiste un llamado.
-El verano pasado me llamó Javier Daulte, con quien yo ya había trabajado el año pasado en la obra “Ella en mi cabeza”, de Oscar Martínez. En esa charla, Javier me propone un personaje para “Carnicera” y me interesó la propuesta. Es una obra que él escribió por encargo, estrenó en Barcelona y hoy codirige con Mariano Stolkiner. La verdad es que estoy muy feliz de haber aceptado formar parte del proyecto porque somos un elencazo.
Flor habla en la platea del teatro mientras los utileros van ajustando detalles de tremenda escenografía, donde se observan medias medias reses colgadas, una sierra, un mostrador, heladeras de un frigorífico, todo diseñado por Gonzalo Córdoba Estévez.
-El día del estreno el público no dejaba de comentar lo que les producía ver ese ámbito frío muy bien logrado que tomó vida apenas apareció Karina K cortando trozos de carne con el oficio que la destaca y a partir de ahí todos atentos a cada escena. Imagino que el proceso de búsqueda de laboratorio fue intenso, ¿no?
-¡Absolutamente! El trabajo fue enorme y lo disfruté muchísimo. Lo bueno fue que empezamos a ensayar con bastante tiempo y el estreno se pospuso por cuestiones ajenas a nosotros. Fue un trabajo de filigrana, un proceso extraordinario que íbamos resolviendo con cada uno de los ensayos, ajustando cosas, charlas con el elenco y el autor, hasta llegar a la puesta final.
-¿Cómo fue encontrar el lenguaje para comunicar lo que sucede en la obra?
-Uy, fue un proceso intenso desde lo corporal, el tono, el género… porque si vos leías el texto sin ver la puesta, podrías haberlo hecho de mil maneras diferentes. Ensayamos durante tres meses, cuatro horas por día. Por supuesto que fue el autor quien llevó la posta pero nos dio la posibilidad de sugerir cosas en el proceso
-¿Qué exigió el director respecto del aprendizaje de la letra? ¿Les permitió algunas licencias?
-Él exige tener la letra sabida y en mi caso, como tuve el material con bastante tiempo antes de arrancar con los ensayos, estaba cubierta. De todas maneras, después hay que buscar los tonos, cómo se dice, desde dónde, porqué… y eso lleva tiempo.
La función de prensa fue muy concurrida, entre amigos, familiares e invitados de prensa, se pudo ver a Nicolás Repetto para hacerle el aguante en un día tan especial. Nico y Flor son pareja desde hace 28 años, se respetan y se eligen cada día; atravesaron varios desafíos juntos y si bien ambos son personajes conocidos, supieron mantener el bajo perfil, contando a los medios lo que quisieron y dejando en la intimidad lo que no les interesa contarle a todo el mundo. Tuvieron dos hijos: Francisco, quien estuvo en el estreno viendo a su mamá, y Renata deseándole lo mejor desde España, donde vive actualmente.
-¿Cómo viviste el estreno?
-Cada estreno es diferente y nosotros tuvimos varios ensayos generales con público. Estuvo bueno porque fuimos viendo la reacción de la gente y familiarizándonos con los objetos; entonces, llegamos contentos y sin tanta presión, muy relajados. De movida pensé: “Uy, este grupo funciona y las energías van, combinan”. Hay empatía, afinidad, nos respetamos, estamos muy conectados arriba del escenario”. Hay un momento clave en mi personaje que me conmovió desde que leí la obra, pero si lo digo voy a spoilearlo, así que prefiero reservármelo.
-¿Qué diría Flor Raggi si fuera espectadora de “Carnicera” viéndose a si misma en el personaje de Tania?
-Que es una tremenda posibilidad de desarrollo profesional y humano. Que es un personaje muy potente con muchos matices, con personalidad arrolladora, muy diferente a mí, excepto por su tenacidad y convicción. Eso sí, lo compartimos, pero tal vez sus creencias no tanto. Por eso tuve que explorar zonas mías que quizás las tengo, pero no las saco tanto a la luz, aunque reconozco que son muy enriquecedoras.
Exmodelo, actriz en plena actividad, su protagónico en cine le llegó con la peli “Noche Americana”, una comedia negra, de romance y suspenso, argentina/uruguaya, de Alejandro Bazzano, donde Flor interpretó con acierto a Michelle Simón, una actriz argentina de proyección internacional.
A los 50 años, naturalmente bella, se la ve plena, alegre, feliz por el camino transitado a pesar de los obstáculos, pero recopilando los buenos momentos y dejando atrás lo que por alguna razón no pudo ser. Disfruta de la experiencia adquirida y agradece la sabiduría que va adquiriendo con el camino transitado.
-Hablemos del presente ¿Cómo te sentís hoy?
-Siento que estoy transitando un momento de mucha madurez y lo disfruto, estoy muy conectada con lo que me pasa. Estoy bastante bien conmigo misma y lo siento. Otras veces, quizás no me pasaba. Valoro el estar bien conmigo porque he trabajado mucho para lograrlo. Lo valoro, lo agradezco y lo cuido muchísimo.
-¿Qué te dijeron Nico y tu hijo cuando llegaron a casa el día del estreno?
-Estaban felices porque me vieron poner el cuerpo y saben lo que significa para mí hacer lo que me gusta. Vivieron el proceso de todo lo que vengo trabajando desde hace tanto tiempo con tanta dedicación y pasión. Es hermoso compartir con ellos esa alegría.
-¿Qué lugar ocupan los amigos en tu vida?
-Los amigos son un sostén muy importante y en este estreno en particular vinieron muchos de ellos, que a otros estrenos no los invité. Son un acompañamiento energético hermoso y lo siento desde arriba del escenario.
-¿Qué pensás respecto de las exigencias extremas en cuanto a los parámetros de belleza que exige la sociedad?
-Me parece un desastre ese nivel de exigencia. De alguna manera todos formamos parte de esa red. Yo hago mucho por no caer en la trampa. Intento, a través de mi pequeño mundillo, mostrar que de verdad no encajo ahí. Tampoco critico al resto porque cada uno hace lo que puede con su vida y sus exigencias. Nunca me puse botox, pero tampoco pretendo ser la abanderada de nada. Ojalá la balanza se incline para darle importancia a otros valores y poder aceptar el paso del tiempo con nuestros cuidados, con las mejoras que podamos hacer, pero no siendo presas de algo hegemónico, tenso o estático.
-El paso del tiempo es inevitable… las arrugas, el deterioro físico, de la salud mental. ¿Cuál es tu reflexión al respecto?
-Me gustaría no tener arrugas, pero en definitiva me gustan. Prefiero una cara que tenga expresión por el paso del tiempo, me parece más bella, más real, más sensual, que caras que se confunden por las cirugías. A veces, se puede aceptar y otras, no. Creo que cuanto más libres estemos las mujeres de esta moda de tener que ser eternamente jóvenes, nos sentiremos mucho mejor.
-Sé que sos una mamá muy presente. ¿Cómo es la relación con tus hijos?
-Muy buena. Franco tiene 24 años y Renata, 22, está independizada y se fue a vivir a España. Los disfruté mucho en la etapa de crecimiento y ahora ya tomaron vuelo propio.
-¿Y cómo lo llevás?
-Uy… es dificilísimo. El nido vacío me costó muchísimo, mucho más de lo que me imaginaba. Fue muy de golpe, pospandemia, me tomó por sorpresa y lo sentí como un desgarro, tuve que hacer un duelo, sabiendo inteligentemente que es algo sano, natural, que ella está bien pero aún así, reconozco que me costó horrores.
Se está terminando la conversación, con la misma sonrisa que arrancó. Se levanta de la butaca, acompaña hasta la entrada del teatro donde la espera la jefa de prensa para hacer fotos y saluda como quien saluda a una amiga después de una linda tarde compartida. Es simplemente adorable, una mujer auténtica que va por la vida mostrándose tal cual es, luminosa, radiante, que respira aire puro y contagia su alegría.
-Queda una pregunta. Imaginemos un Bar Notable de Buenos Aires y una charla sin tiempo. ¿Con quién tomarías un café pendiente?
-Con Meryl Streep. Me vuelvo loca. Hablaríamos de todo, de cómo aborda los personajes, qué siente con respecto a la vida. Creo que actúa como actúa porque imagino que debe ser una persona que encara la vida de una manera inteligente. Que me cuente lo que quiera.