Felipe Solá aseguró que “hubo zona liberada” en San Nicolás, donde militantes kirchneristas le impidieron realizar un acto.

Unos doscientos afiliados a la UOCRA coparon el club donde tenía previsto presentarse el diputado con banderas con inscripciones que decían “Cristina presidenta” y “Kirchner 2011”.

Solá, que iba a festejar el aniversario del triunfo de Unión PRO sobre el Frente Para la Victoria, tomó el micrófono, increpó a quienes lo insultaban y dejó el lugar, para después hablar desde un balcón a sus acólitos.

Por Continental, el ex gobernador bonaerense sostuvo que “la Policía no actuó como debía” y que “algunos integrantes de la patota estaban armados”.

“No pudimos empezar. Habíamos alquilado un club, venían mil personas del interior de la Provincia de Buenos Aires. Elegimos San Nicolás porque fue la zona donde se le ganó por más diferencia a Kirchner en junio pasado”, relató.

“Entraron antes que nosotros. Llegó gente con bombos, con palos y caras tapadas, y carteles de la UOCRA. Hablé con Paggi, con el ministro Casal, que me dijo que iba a enviar todos los policías necesarios para que el acto se hiciera: fueron nada más que siete. (Los agresores) eran típicos barrabravas, tenían palos y armas. El Jefe de la Policía dijo que no podía hacer nada de nada; o tenía órdenes o no tenía gente”, calculó.
En Magdalena Tempranísimo, aseveró que no dejará de hacer “ningún acto porque haya patoteros. Sentir que mi presencia le molesta a Kirchner o a De Vido, me da más seguridad de que le puedo ganar una elección al ex presidente”.

Puntualmente, denunció que el ministro de Planificación Federal “maneja una patota. Hubo manifestaciones de odio muy fuertes de De Vido a mí”.

Además, agradeció una carta que le envió su socio del 28 de junio pasado, Francisco de Narváez, y aseveró que mantiene “pleno diálogo” tanto con el diputado y empresario de medios como con Mauricio Macri también.

También le agradeció “oficialmente a Mario Das Neves” las declaraciones públicas de apoyo a él y de repudio a la agresión.

En otro orden, señaló que “el Congreso no puede romper su compromiso de reserva” con el diplomático Sadous.

“Publicar lo dicho por el ex embajador en Venezuela quiebra una tradición e impide llamar a nadie a futuro para hablar sobre temas de corrupción”, planteó Solá.