Juan Manuel Casella fue ministro de Trabajo de Raúl Alfonsín tras el fracaso de la ley que promovía la democracia sindical, conocida como ‘Ley Mucci’, y promovida por entonces Ministro de Trabajo del mismo nombre.

“(Antonio) Mucci terminó siendo embajador en Ecuador; no tuvo la culpa del fracaso de la ley, simplemente no se alcanzó la mayoría en el Senado”, recordó en La Vuelta, en el aniversario de la muerte del líder radical.

“Hay que tener en cuenta que a la salida del gobierno militar, la CGT estaba prohibida, había gremios intervenidos, otros que carecían de conducción formal…había que replantear todo el sistema. Para eso pusimos en marcha una ley que estableció un régimen relativamente más democrático para elegir a las representaciones sindicales”, explicó.

“La representación de las minorías y el control de los fondos sindicales fueron las dos cuestiones que colocaron al gobierno en un fracaso parlamentario”, precisó Casella.

En ese sentido, advirtió, “hoy los fondos de los sindicatos deberían ser controlados por el Ministerio de Trabajo pero en la práctica la presión sindical se ejerce de manera muy eficaz”.

“La idea era instalar un seguro universal de salud, que involucrara a todo el sistema. El gasto público en Argentina en materia de salud está aplicado en forma ineficiente”, remarcó y agregó que “las obras sociales nacen para sustituir la ineficiencia del Estado”.

“El fenómeno que creció en los años ’90 fue convertir la protección social en un negocio privado. Así, se logra privatizar las ganancias para sostener un aparato sindical que logramos normalizar en el ’84 pero fracasamos en el intento de renovar”, agregó Casella.

“Hay un cambio cualitativo negativo en el que las obras sociales terminan siendo tributarias de manejos privados encabezados por parientes de los sindicalistas. Pero el efecto positivo es que ahora existe la CTA y un reclamo desde propio organismo sobre la libertad sindical”, destacó.

Casella explicó que “el régimen actual incluye un concepto que se denomina personería gremial. El gremio que tiene facultades totales de representar a los trabajadores es aquel que tiene la personería gremial, que otorga el Ministerio de Trabajo”. Sin embargo, advirtió, esto “no está establecido en la Constitución” y por eso hay tantos reclamos al respecto desde diferentes grupos sindicales que pretenden independencia de las centrales obreras mayores.

“La transformación hubiese sido extraordinaria”, analizó el ex funcionario del gobierno radical de Alfonsín, al ser consultado sobre si algunas de estas leyes promovidas por esa gestión hubiera prosperado. En ese sentido, dijo, “una de las condiciones de un movimiento corporativo consiste en que tiende a pactar. Y el pacto entre los sindicalistas y los patrones termina siendo pagado por los trabajadores, de manera directa o indirecta”.

Hoy, “un agravante extraordinario es que la mitad de los trabajadores no entra en la consideración de (Hugo) Moyano porque está fuera del sistema de trabajo en blanco”, advirtió.