En julio, el sector metalúrgico en Argentina experimentó una disminución en su producción del 11,7% en comparación interanual. No obstante, se observó un leve crecimiento del 1,3% en relación al mes anterior, lo que sugiere una cierta recuperación similar a los niveles alcanzados tras la pandemia. Sin embargo, al considerar el acumulado del año, se evidencia una contracción del 15,9% en comparación con el mismo período del año anterior, lo que lo convierte en el mes de julio más bajo desde el año 2020. En comparación con diciembre de 2023, la caída acumulada se sitúa en un 7,4%.

De acuerdo con el informe elaborado por el Departamento de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), el cual se presenta en el contexto del próximo Congreso Metalúrgico programado para el 12 de septiembre, la utilización de la capacidad instalada también ha mostrado una reducción, ubicándose 9,6 puntos porcentuales por debajo del mismo mes del año anterior y un 11% bajo el promedio del año 2023.

Un análisis más detallado de la industria metalúrgica revela una tendencia de caída sistemática en todos los subsectores que integran este sector industrial. Las disminuciones en la producción oscilan entre un 4% y un 17%, dependiendo del subsector específico.

En particular, las empresas que suministran a las cadenas de valor de la construcción, consumo final y automotriz han registrado los peores desempeños, con caídas de hasta un 17%. Sin embargo, en este rubro se ha notado una desaceleración en la caída interanual en comparación con meses anteriores, lo que podría indicar un cambio en la tendencia.

Por otro lado, las empresas que abastecen a los sectores de petróleo, gas y agro han mostrado un desempeño relativamente mejor, aunque no han logrado crecimiento en relación al año previo. Las variaciones interanuales en la producción de las empresas, según las cadenas de valor más relevantes, revelan caídas generalizadas, aunque con diferencias notables. Las firmas metalúrgicas vinculadas a la cadena de petróleo y gas continúan siendo las que presentan las menores variaciones interanuales negativas, seguidas de aquellas que operan en el sector minero y en el ámbito de la energía eléctrica.