Para muchos es más de lo mismo. Para muchos la elección ya se resolvió en la primera vuelta y este domingo está de más. Pero no es verdad. Primero, hay que cumplir con la ley. Y segundo, hay que ver que porcentaje saca cada uno. Es cierto que es muy difícil que Daniel Filmus de vuelta los números y se consagre jefe de gobierno. Sería casi un milagro. Pero también es cierto que no da lo mismo cualquier resultado. Una cosa es si Macri saca el 65% de los votos y Filmus el 35% y, otra muy distinta, por ejemplo, si Macri logra el 55% y Filmus el 45%. ¿Se entiende? En esos dos probables escenarios Mauricio Macri logra la reelección. Pero con el 35% Filmus apenas salva la ropa y abre las puertas de su ocaso político. Son demasiadas derrotas contundentes. Y con el 45%, Filmus resucita y deja a Macri en la mira, en una situación incómoda, le borra la sonrisa PRO y lo obliga a producir cambios en su gobierno.

En el plano nacional las cosas tampoco son iguales con cualquier diferencia. En uno Macri sale beneficiado fuertemente en su carrera hacia la presidencia en el 2015 y le sube el precio para sus alianzas con el resto de los líderes políticos. En la otra situación, con Filmus en el 35%, la más complicada es la presidenta Cristina Fernández que intentará que ese número sea su piso electoral para el 14 de agosto y para el 23 de octubre. En esos comicios habrá otros competidores y el voto no se polarizará entre dos. El 14 de agosto los porteños podrán votar por Cristina, Alfonsín, Duhalde, Carrió, Binner, Rodríguez Saa, Argumedo y Altamira y sus respectivas listas de diputados.
 
Si Cristina, pese a esa variedad de oferta, logra el 35% en la ciudad de Buenos Aires quiere decir que ganará por paliza en la primera vuelta. Le explico: en el 2007 Cristina ganó la presidencia con más del 45% de los votos pese a que Filmus había conseguido apenas el 24% aunque en el balotaje llegó al 40%. Pero más allá de la frialdad de las cifras, este domingo va a servir para ratificarle el poder a Macri o para amonestarlo. Para comprobar si algo cambió desde aquel 10 de julio victorioso. El jefe de gobierno intentó congelar aquel momento. Siguió la campaña igual, como si nada hubiera ocurrido. Timbres y propuestas en las casas, mesas con folletos en las esquinas, bajo perfil, pocas declaraciones, cero debate. Macri hizo la plancha y no quiso hacer olas. Nada parece haberlo perjudicado ni beneficiado demasiado. Se congeló durante este tiempo.

Filmus hizo lo que pudo. Se movió todo el tiempo, aunque, a veces, sin una dirección única. Por momentos parecía medio desesperado por no encontrar el mejor camino para la trepada. Los intentó todos. Abrir las ventanas, llamar a dirigentes de otros partidos que piensan parecido para que se sumaran a la lucha contra el macrismo. Cosechó poco, un par de cuadros de Pino Solanas que dijeron que lo votarían y María Eugenia Estensoro que rebeló a la orden de Elisa Carrió y dijo que ella no votara a Macri ni a Filmus. Algo es algo, habrá pensado Filmus. En el radicalismo también se instaló un batifondo de aquellos. Alfonsín dijo: Macri. Silvana Giudici, también. Pero el comité porteño puso el grito en el cielo.

De todos modos casi nadie espera a saber que le dice su partido para decidir a quien votar. Hay mucha libertad y autonomía del ciudadano. Filmus también buscó robar cámara cerca de Cristina y apareció al lado de Boudou en Tecnópolis y también lo enfocaron el martes en el homenaje a Evita. Fueron segundos de televisión. No se sabe cuanto puede influir eso si es que influye en algo. También apostó fuerte a la denuncia por la campaña sucia que ensució a su padre y lo vinculó con el sucio de Schoklender.

Es querellante, fue acompañado por León Arslanian y de la justicia surgen datos que podrían complicar a colaboradores de Macri. Hay que ver como termina y quien es el culpable por esta bajeza intolerable como toda campaña miserable y mentirosa. También la que hicieron muchas veces los kirchneristas.

Finalmente, igual que en la primera vuelta, los peores enemigos que tuvo Filmus fueron sus propios compañeros de Carta Abierta, algunos artistas afines, ciertos intelectuales parlanchines y elitistas y la falta de una militancia enérgica que saliera de sus twitters y sus blogs y fuera a buscar al pueblo, cuerpo a cuerpo para explicar sus propuestas y proyectos. Dios dirá. O mejor dicho la voz del pueblo que es la voz de Dios. Este domingo las urnas se van a pronunciar. Y todos se habrán ganado el respeto democrático. Los vencedores y los vencidos.