¿Quién le pone el cascabel al Mercosur?
La falta de liderazgo acentúa la crisis del bloque, pone un varapalo a la integración regional y dificulta las negociaciones con la Unión Europea
Las disidencias dentro del Mercosur, donde Argentina, Brasil y Paraguay representan “la Triple Alianza” para el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reeditando sin rigor histórico la guerra entablada por Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay entre 1864 y 1870, reflejan la debilidad del bloque y de la integración regional. La polarización es un lastre de la controvertida afiliación de Venezuela en 2005, aprobada sin reparos por los presidentes debido a su afinidad con Hugo Chávez. Luego fue objetada y demorada por el Senado de Brasil y el Congreso de Paraguay. Sobre todo, por el retraso de Venezuela en adecuar su legislación a los requerimientos del bloque.
La falta de consenso llevó ahora a Venezuela a tomar por asalto la presidencia pro témpore, como si se tratara de un golpe manu militari. Para el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, la situación del Mercosur es “preocupante, muy preocupante”. A los ojos del canciller de Brasil, José Serra, la cesión de la presidencia a Venezuela provoca “incertidumbre”. En Argentina, un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores se arrogó para su país el papel de soft leader (líder suave) frente a un aprieto que, me dijo, demanda “una solución colegiada”, de modo de recobrar “legitimidad en el exterior”. El otro miembro pleno del Mercosur, Paraguay, se opone en forma terminante a la transferencia del mandato por seis meses a Venezuela debido al caos político y económico en el cual se encuentra.
Terció el presidente de Ecuador, Rafael Correa: “Las reglas de juego son claras y la presidencia pro témpore del Mercosur le toca, sin lugar a dudas, a Venezuela, y cualquier queja que tenga Brasil, de que no ha cumplido con requerimientos, etcétera, se tiene que discutir dentro del bloque, pero no negarle la presidencia, eso es otra cosa”. Y así sucesivamente desde el 29 de julio, cuando terminó el mandato de Uruguay y, por orden de sucesión alfabético, le correspondía asumirlo a Venezuela, pero el gobierno de Maduro aún no cumplió con los requisitos para su membresía plena en el bloque regional. ¿Entonces?
El cambio del paradigma político en la región influye. Influye mucho. En el caso de Argentina, el ex embajador Jorge Argüello recordó que el presidente Mauricio Macri definió como una prioridad de su gobierno el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), cuyo primer intercambio de ofertas data de 2004. Eso no depende sólo del bloque sudamericano, sino también de la voluntad de los europeos. Francia, Irlanda y Polonia encabezan un pelotón de una docena de países que se resiste al tratado por sus repercusiones negativas en el sector agropecuario. Al margen del nuevo estancamiento, Macri alistó a su país como observador de la Alianza del Pacífico, integrada por Chile, Perú, Colombia y México.
Durante el estreno de la Fundación Embajada Abierta, foro argentino de debate sobre la actualidad internacional, presidida por Argüello, el presidente provisional del Senado argentino, Federico Pinedo (PRO), dijo que “estamos viviendo un momento raro” de la historia. No sólo la del Mercosur. “Es un mundo que desafía las certezas que teníamos hace diez años”, acotó el senador Juan Manuel Abal Medina (Frente para la Victoria). En el plano doméstico, la falta de una agenda de consenso entre Argentina y Brasil pesa en los zigzagueos del Mercosur por una razón que también excede al bloque regional: la falta de liderazgo, según Argüello, más allá de las asimetrías denunciadas por Paraguay y Uruguay.
“Las renovadas turbulencias geopolíticas y la sostenida volatilidad deberán ser elementos a tener en cuenta para la definición de políticas y estrategias en países como los del Cono Sur, que afrontan crecientes demandas sociales, caídas en sus niveles de producción y empleo a la vez que arrastran irresueltos problemas de desigualdad y exclusión”, dice un informe de Embajada Abierta. En la Alianza del Pacífico, agregó Argüello, “cada uno de los cuatro países tienen acuerdos de libre comercio entre sí”. Los miembros plenos del Mercosur no pueden suscribirlos, más allá de que, en su momento, se le dio la venia a Uruguay para firmarlo con los Estados Unidos. Otro desatino, aunque no se haya concretado.
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