Aguas de Mujer
Reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad y las diferencias de género que nos encontramos en estos días.
La mujer tiene y debe participar del pensamiento social. La liberación sexual de la mujer, representa en sí, un síntoma de progreso social. Por cada mujer fuerte cansada de aparentar debilidad, hay un hombre débil teniendo que parecer fuerte. Por cada mujer fuerte teniendo que aparentar ser tonta hay un hombre agobiado tratando de aparentar saberlo todo.
Podemos decir que en el mundo hay 140 millones de mujeres y niñas a las que se les ha practicado violentamente la mutilación femenina; esta cifra aumenta cada año especialmente en África. Pero preferimos señalar que por cada mujer, catalogada como poco femenina cuando compite, hay un hombre obligado a competir para que no se dude de su masculinidad. Y que por cada mujer cansada de ser un objeto sexual, hay un hombre preocupado por su potencial sexual.
Podríamos agregar también que hay cerca de 1000 millones de personas en el mundo de las que cerca de dos terceras partes son mujeres y niñas que no saben ni siquiera escribir su nombre, o que en algunas religiones los hombres comienzan la oración de la mañana diciendo: “Gracias Dios por no haberme hecho nacer mujer”. Pero preferimos asegurar que por cada mujer que no está teniendo acceso a un trabajo o a un salario digno, hay un hombre que tiene que asimilar la responsabilidad de otro ser humano. Que por cada mujer que da un paso hacia su propia libertad, hay un hombre que redescubre la libertad.
Hay un alto porcentaje de mujeres de entre 45 y 50 años que están siendo despedidas de las empresas después de haber renunciado a una vida familiar plena. Y es que los períodos de crisis económica golpean a la mujer de forma más dura y en claves distintas que al hombre. Esto se debe en parte a que la mujer, por su mayor interacción social en distintos roles (madre, esposa, ama de casa, trabajadora), se ve involucrada en múltiples escenarios, especialmente los relacionados con la estructura familiar y de trabajo.
Las diferencias de género se han reducido. Esto no significa que el famoso “techo de cristal” (así se denomina frecuentemente a las limitaciones reales que la mujer encuentra para acceder a la igualdad) no siga existiendo como fórmula encubierta de burlar la legislación que los Estados-Nación han elaborado en los últimos años, para propiciar la discriminación positiva de la mujer.
La humanidad posee dos alas: una es la mujer, la otra es el hombre. Hasta que las dos alas no estén igualmente desarrolladas, la humanidad no podrá volar. Ahora, hoy más que nunca, la causa de las mujeres es la causa de la humanidad.
mariló lópez garrido
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