Imaginemos por un instante que Mauricio Macri, conmovido por ver a tantos porteños padecer diez días sin subte, se conmueve y anuncia que, dadas las circunstancias, toma a los subtes tal como están. Puede ser un riesgo, pero yo lo tomaría, porque cualquier cosa es mejor que esto que ocurre.

O imaginemos que aparece Cristina Kirchner y en lugar de usar la cadena para hablar de otra cosa, nos habla del subte y nos dice que se hará cargo porque Macri no lo quiere. Nos cuenta que ya habló con Roggio, que tiene tantos otros negocios con el Estado Nacional, y que también pudo convencer a los metrodelegados, algunos con vínculos con el kirchnerismo, para que depongan su actitud.

Como nada de esto parece que va a ocurrir, me quedo pensando en el cierre del aviso que pagamos todos: "Argentina, un país con buena gente" y me suena a cargada.